El retiro de servicio es la fase final del ciclo de vida de las instalaciones nucleares, después del emplazamiento, diseño, construcción, puesta en servicio y operación. Es un proceso complejo que implica, entre otras cosas, estudios detallados, descontaminación y desmantelamiento de equipos e instalaciones de la planta, demolición de edificios y estructuras, y gestión de los residuos y otros materiales, teniendo en cuenta tanto aspectos de salud y seguridad del personal operativo y del público en general, como de protección del ambiente.

La legislación que regula las actividades nucleares argentinas establece que CNEA es responsable de determinar la forma de retiro de servicio de las instalaciones, y que es responsable también de concretar el desmantelamiento y clausura de las centrales nucleares al fin de su vida útil. La tarea está a cargo del PNGRR, que desarrolla un plan integral para el retiro de servicio de instalaciones nucleares, en estrecha relación con la gestión de residuos radiactivos y combustibles gastados, y con la remediación ambiental. Todo ello apunta a garantizar la sostenibilidad del desarrollo nuclear y la seguridad para la población actual y las futuras generaciones.