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Crianza y cuidados durante los primeros años


¿Qué es el desarrollo infantil?

Es un proceso de cambios que suceden durante la niñez, diferentes al crecimiento del cuerpo, y su tiempo puede variar de persona a persona. Este proceso se da a partir de las experiencias, las posibilidades de accionar en el mundo, la interacción con otras personas y las características biológicas.

Durante los primeros años se empieza a reconocer poco a poco al propio cuerpo, se realizan movimientos nuevos día a día como sentarse, desplazarse, tomar objetos; y se construyen progresivamente pensamientos más complejos, con el avance del lenguaje y la comunicación. Es por esto que es muy importante que las personas adultas promuevan la autonomía de las niñeces.

El afecto, la interacción y la comunicación entre las niñas y niños y quienes acompañan la crianza favorecen el desarrollo, los aprendizajes y la salud integral.

El juego en la vida cotidiana

El juego es un proceso transformador donde todo es posible, cuya finalidad es únicamente “jugar por jugar”. Al jugar, las personas conocen y se apropian de la realidad: imaginan, inventan, crean y exploran con todos sus sentidos. Las personas adultas favorecen el juego cuando proponen estos momentos y además participan jugando.

En los primeros años, cuando el cerebro está en pleno crecimiento y desarrollo, la exposición a las pantallas (celular, tablet, computadora, televisión) puede generar consecuencias negativas.
Las pantallas no permiten una interacción real con lo que se ve: no se puede oler ni tocar lo que muestran, tampoco se puede interactuar con la voz humana, ni demostrar atención, emoción, afecto ni contacto físico.

Cuidados amorosos

Los buenos tratos son un derecho y se transmiten a través de las palabras, las acciones, los gestos, la postura corporal y los tonos de voz.

Tratamos bien a las niñeces cuando:

  • Consideramos que son protagonistas de sus vidas y no una posesión de las personas adultas.

  • Pedimos permiso para manipular su cuerpo (por ejemplo, al realizar un cambiado de pañal) y anticipamos con palabras nuestras acciones.

  • Brindamos caricias o abrazos, les arrullamos y decimos palabras tiernas.

  • Escuchamos si nos hablan, respetamos sus tiempos y valoramos lo que dicen.

  • Intentamos estar a su altura, de pie o en cuclillas.

  • Proponemos reflexiones desde la palabra evitando el uso de imperativos. Por ejemplo, podemos decir “si te subís a esa escalera, te podés lastimar” en lugar de “quédate quieto, no te subas a la escalera”.

Algunas situaciones particulares pueden afectar en la salud integral de las niñeces, como por ejemplo: problemas de salud, situaciones de violencias por motivos de género, dificultades económicas o laborales, entre otras. En estos casos, es recomendable comunicarse con el equipo de salud para solicitar apoyo u orientación.

Algunos aspectos del desarrollo en cada etapa

En este apartado se describen algunas características generales de las etapas que transitan las niñeces durante sus primeros 1000 días. Sin embargo, cada persona tiene sus propios tiempos y es importante respetarlos, posibilitando el desarrollo de su autonomía.

Los primeros 3 meses de vida

La mayoría de las y los bebés sonríen cuando se les mira y se les habla, es el inicio de un aspecto fundamental, que es la comunicación; y cuando esto no se da es posible encontrar otras formas de comunicación, con el tacto y las caricias. Momentos como los cambios de pañal, baño, alimentación, juego y otros cuidados cotidianos pueden ser espacios para conocerse y fortalecer el vínculo.

Acercándonos al tercer mes, los y las bebés comienzan a descubrir su cuerpo con nuevos movimientos. Podemos posibilitar esta exploración en el piso, con el bebé panza para arriba sobre alguna manta o acolchado con una vestimenta cómoda que les permita moverse y desplegarse. También se pueden poner a disposición materiales que llamen su atención (retazos de colores, argollas de madera, entre otros) siempre que sean seguros y no haya riesgo de que lo ingieran accidentalmente. Es fundamental asegurarse de que sea un lugar donde no esté expuesto a peligros (por ejemplo: electricidad, animales, etc.) y en el que esté cerca de las personas a cargo de los cuidados.

Además de lo que se realiza en todos los controles de salud, en esta etapa, entre el primer y segundo mes, se debe realizar una ecografía de cadera y un fondo de ojo. Si no es posible en el mismo lugar el equipo deberá asesorar sobre los lugares más cercanos para realizarlos.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • No mira el rostro de las personas ni los objetos que le mostramos.

  • No sonríe.

  • No balbucea o emite sonidos como ajó.

  • Llora mucho y es muy difícil de consolar.

  • Tiene rechazo al alimento, no se prende bien a la teta o no puede tomar la mamadera, lleva mucho esfuerzo y tiempo su alimentación.


Entre los 3 y los 6 meses

En estos primeros meses, las y los bebés irán afianzando la relación con las personas a cargo de sus cuidados y se irá ampliando su entorno: otras personas de la familia, niñeces y docentes en centros educativos, entre otras personas allegadas. Son momentos únicos para propiciar encuentros que promuevan el intercambio y socializar la crianza de las niñeces.

Frecuentemente comienzan a comunicarse fijando la mirada y sonriendo. Necesitan momentos en donde se les cante, hable, se les hagan muecas o juegos para favorecer el bienestar. Esta suele ser una etapa con mayor actividad y es recomendable continuar el armado de espacios seguros en el piso que permitan movimientos libres. También empiezan a intentar alcanzar los objetos cercanos y es fundamental que siempre estén en compañía de las personas a cargo de los cuidados.

Llegando al cuarto mes, tienden a llevar las manos al centro de su cuerpo y se las chupan. Empiezan a desplazarse, intentan ponerse de costado y algunos bebés cerca de los 6 meses empiezan a sentarse con apoyo de sus manos. Es importante esperar a que las y los bebés logren esto por sí mismos y no sentarles sosteniéndoles con almohadones, por ejemplo.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • Tiene más de 5 meses y aún no sostiene la cabeza.

  • No intenta ponerse de costado.

  • No reacciona a los sonidos.

  • No fija la mirada.

  • No muestra interés en mirar a la cara a otras personas.

  • Es difícil darse cuenta de sus emociones (alegría, angustia, miedo, etc.)

  • No emite sonidos.

  • Llora mucho y es difícil el consuelo.


Entre los 6 y los 9 meses:

En esta etapa las y los bebés suelen mostrar mucha actividad y curiosidad. Pueden ser más exploradores, con sus manos toman lo que está a su alcance, lo miran, se lo llevan a la boca, lo sacuden. Una vez que han logrado sentarse, pueden comenzar a desplazarse e intentan gatear o reptar de forma variada. Es importante favorecer estas nuevas exploraciones, prestando atención al espacio que necesitan; tratando de que estén en el piso, sobre una superficie que les proteja del frío o humedad, sin objetos que sean peligrosos.

A partir de esta edad, es probable que lloren en presencia de personas extrañas. Es una buena señal, porque indica que comienzan a registrar la presencia-ausencia de sus madres, padres o quienes más conocen. También comienzan a reaccionar cuando se les llama por su nombre.

Espacios para jugar
Es importante promover espacios seguros y disponibles para que niñas y niños puedan apropiarse de ellos, moverse en libertad y transformarlos en base a lo que imaginan y crean durante sus juegos.

Ubicar objetos diversos a su alcance para posibilitar la exploración libre. Pueden ser por ejemplo pañuelos, sonajeros, pelotas, muñecos de tela o plástico, cubos de goma espuma, envases de plásticos bien lavados, ensaladeras de plástico, entre otros. Los objetos adecuados van cambiando de acuerdo al crecimiento y al interés de las y los bebés y niños: que sean de diversos materiales, formas y colores, siempre teniendo en cuenta que sean seguros: que no tengan partes pequeñas que se puedan desprender que no tengan partes duras o filosas.

Las y los bebés suelen llevarse todo a la boca, por eso es importante prestar atención a las cosas con las que juegan.

Además de lo que se realiza en todos los controles de salud, en esta etapa, comienza la alimentación complementaria. Se indicará complemento de hierro para prevenir anemia.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • Tiene dificultades para buscar con la mirada donde proviene el sonido

  • Cuando le llaman por su nombre, tiende a no responder

  • Le cuesta mirar en forma sostenida, huye con la mirada.

  • Es difícil interpretar sus emociones (alegría, miedo, angustia, etc.).

  • Interactúa poco con las personas.

  • Tiene más de 8 meses y aún no gira de costado o no logra sentarse por sus propios medios.

  • No toma objetos o juguetes.


Entre los 9 y los 12 meses:

Suele ser una etapa en la que empiezan a hacer cosas con más autonomía. Pueden comenzar a sentarse y a pararse, aferrándose a objetos y usarlos de apoyo. También empiezan a trasladarse de diferentes maneras con gran habilidad. Es posible que gateen, se paren y hasta puedan dar algunos pasos aferrándose a los muebles cercanos. Es fundamental la supervisión y acompañamiento de las personas que les cuidan en estos momentos, que refuercen los logros y les apoyen en lo que necesiten, con acciones y con palabras, para brindar confianza y seguridad.

En esta etapa, también empiezan a manifestar sus miedos, con llantos y protestas. Tienden a aparecer cuando se alejan de sus cuidadores o están con personas que no conocen. Esta misma inseguridad puede hacer que despierten por la noche y lloren con angustia, por lo que es importante que sus madres, padres o cuidadores acudan a atender sus necesidades y contener con palabras.

Durante estos meses, es muy positivo el juego al aire libre y mejor aún si es en intercambio con otras niñas y niños. Se pueden armar espacios seguros para que puedan deambular, leerles libros y contarles cuentos, usando voces de personajes y sonidos de animales.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • Le cuesta fijar y sostener la mirada durante un tiempo prolongado.

  • Tiene más de 11 meses y cuando hacemos gestos no los imita (aplauso, baile, manito, chau).

  • Se comunica poco o nada con palabras o gestos.

  • No se desplaza, repta o gatea.

  • No responde a su nombre o sobrenombre.


Entre los 12 y los 18 meses:

Las niñas y niños en esta etapa pueden continuar afianzando sus desplazamientos y comenzar a caminar de la mano, tomados de algún objeto o con total autonomía. Es muy importante extremar precauciones y no dejar cerca remedios, productos de limpieza, elementos cortantes, entre otros elementos peligrosos. En la cocina, utilizar siempre las hornallas de atrás y poner los mangos de ollas y sartenes hacia la pared. También tener precaución con las ventanas y balcones.

En esta etapa generalmente comienzan a decir al menos una palabra o emitir sonidos con significado. También pueden comprender consignas simples, como entregar un objeto que se le pide o colaborar en los cuidados rutinarios, de pañales, cambio de ropa.

En relación a los juegos aparece la imitación. Con las manos podemos jugar a decir chau, qué linda manito, como así también podemos jugar a ocultar un objeto con una tela y hacer que lo descubran.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • Manifiesta poco interés en su entorno.

  • Llora frecuentemente y por mucho tiempo, es difícil el consuelo.

  • No señala para pedir o mostrar.

  • No responde a su nombre.

  • Prefiere jugar siempre a lo mismo, repite movimientos.


Entre los 18 meses y los 2 años:

Los 18 meses se consideran una ventana de oportunidad para asomarnos a observar el desarrollo de las niñas y niños pequeños.

Esta edad se caracteriza por la adquisición del lenguaje y de otros recursos para comunicarse. La mayoría ya utiliza palabras sueltas y gestos. Señalan con la punta del dedo para pedir lo que quieren y también pueden señalar para mostrar cosas que les gustan. Suelen imitar a otras personas y pueden compartir momentos de juego con otras niñeces, aunque no jueguen a lo mismo.

Los juegos empiezan a ser más variados y en esta etapa aparecen juegos sencillos de imaginación: hacer dormir a un bebé, darle de comer, hacerlo dormir. A esta edad algunas niñas y niños comienzan a trepar. Se divierten con los juegos de persecusión y las escondidas. Es una etapa en la que demandan la interacción y el juego con otras personas. Seguir posibilitando las actividades que les permitan estar en contacto al aire libre es fundamental para fomentar la exploración. Para esta etapa los objetos para apilar, encastrar, llenarse y vaciarse son ideales.

También es importante habilitar que el juego se interrumpa y se pueda retomar luego de hacer otra actividad, como por ejemplo, ir a comer. En estos casos es muy importante explicarlo con palabras, por ejemplo “ahora vamos a ir a comer y después seguimos jugando, ¿te parece?”.

En esta edad, puede suceder que en algunos momentos aparezcan resistencias a las actividades cotidianas de cuidado, como cambiado de pañal o la alimentación. Esto se puede deber a que buscan explorar constantemente nuevos lugares y desean cada vez mayor autonomía.

Pueden empezar a mostrar una nueva emoción: la frustración. Se ponen de mal humor cuando no logran terminar una tarea, cuando no pueden hacerse entender con sus palabras o cuando no se les permite hacer lo que desean.

Muchos niños y niñas a esta edad han comenzado a asistir a una institución educativa o algún espacio comunitario de juego y cuidados. En estos espacios pueden compartir más tiempo con otras niñeces. Suelen realizar juegos en paralelo, cada cual con lo suyo, pero comparten el mismo lugar. También pueden empezar a aprender a compartir los juguetes, lo cual les llevará un tiempo de aprendizaje.

Llevar a las niñas y niños a estos espacios, acompañarles en las actividades que se requieran y en el proceso de la escolarización, es una más de las tareas de cuidado y crianza. Es por esto que es importante organizar y distribuir de forma equitativa esta tarea, para no sobrecargar en una sola persona.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • Manifiesta poco interés en su entorno.

  • Llora frecuentemente y por mucho tiempo, es difícil el consuelo.

  • No señala para pedir o mostrar.

  • Tiene más de 20 meses y no camina de forma autónoma

  • No responde a su nombre.

  • Juega siempre a lo mismo

  • Come de forma muy selectiva


Entre los 2 y los 3 años:

Algunas niñeces empiezan a decir las primeras palabras, mientras que otras demuestran entender y se comunican a través de gestos. De las palabras sueltas pasan a las frases “mamá, agua”. Pueden empezar a nombrarse a sí mismas, y esto es una importante señal para construir la propia identidad.

El lenguaje puede comenzar a aparecer más claro y con más palabras, hasta formar relatos sencillos. Cerca de los 3 años también pueden empezar a poner en palabras sus emociones. Las personas adultas pueden acompañar este proceso aportando palabras que les permitan identificarlas.

Las niñas y niños suelen empezar a decir que “no” con gestos o palabras. Éste es un ejercicio de afirmación de sí mismos y de independencia. También pueden querer hacer las cosas sin ayuda y disfrutan de ello.
A partir del segundo año de vida, empiezan a jugar a partir de la imitación de roles que hacen las personas que les rodean. Esto es el juego simbólico y es muy importante para el desarrollo. Por ejemplo, pueden jugar a cocinar y dar de comer a otras personas con las que estén jugando, o meterse en una caja y jugar a que manejan un auto.

Situaciones que pueden despertar preocupación y se recomienda compartir con el equipo de salud:

  • Pérdida de interés en el juego.

  • Caídas frecuentes.

  • Dificultad para manejar objetos pequeños.

  • No comprende mensajes sencillos.

  • Muestra poco o ningún interés en los alimentos.

  • Ausencia de lenguaje.

  • No juega imitando.

  • Acerca los objetos a los ojos para poder verlos.


Alimentos saludables en los primeros años

  • La leche humana es el único alimento que las niñas y niños necesitan durante los primeros 6 meses de vida. Cuando la lactancia no fuera posible, la mejor opción es la fórmula de inicio para lactantes.

  • Luego de los 6 meses comienza la necesidad progresiva de otros alimentos, los cuales complementarán a la lactancia que está recomendada hasta al menos los 2 años, o hasta que la persona que amamanta lo decida.

  • Cuando las y los bebés comienzan a incorporar otros alimentos, a partir de los 6 meses aproximadamente, se le abre un mundo de nuevas experiencias, descubre olores, sabores, colores y texturas que le dan placer.

  • El momento del día para comenzar con las comidas es cuando la persona que da de comer está con más tiempo. Puede ser a la hora del almuerzo, pero si trabajan durante el día, es preferible que sea de tardecita. Las primeras comidas no sustituyen la lactancia sino que la complementan y pueden darse entre las tomas.

  • Es aconsejable comer al mismo tiempo que el bebé y con las demás personas del hogar, en un ambiente lo más tranquilo posible. En lo posible que se mantengan los mismos horarios y lugares para comer; que cada comida dure alrededor de media hora, sin forzar ni prestar exceso de atención a que coma. Ofrecerle líquido, incluyendo leche, al finalizar.

Los alimentos ingresan por la boca y también a través de todos los sentidos

Las personas adultas pueden acompañar este momento habilitando que las y los bebés puedan mirar, oler, tocar y explorar la comida con sus manos, aún cuando se ensucien, y sin forzar a que usen los utensilios.

Controles de salud

Los controles de salud constituyen una tarea de cuidado y crianza de las niñeces es importante que sea compartida entre las personas de la familia involucradas en la crianza.

Frecuencia recomendada para los controles de salud

  • En los primeros 6 meses se recomienda un control de salud mensual.

  • Apartir de los 6 meses de vida, pasan a realizarse cada 2 meses.

  • Cumplido el año y hasta los 3, los controles serán cada 6 meses.

  • También se recomienda la consulta bucodental semestral.

Todas las vacunas del Calendario Nacional son obligatorias, gratuitas y se aplican en los vacunatorios, centros de salud y hospitales públicos del país. Nuestro calendario incluye vacunas para todas las etapas de la vida, situaciones especiales o para grupos específicos.

En particular en la primera infancia, las niñas y niños son más susceptibles a contraer enfermedades, por eso es fundamental iniciar los esquemas de vacunación en este momento de la vida.

Podés leer más información sobre vacunas haciendo clic acá.


Enfermedades o procesos más frecuentes durante los primeros años

En este apartado mencionamos aquellas enfermedades agudas (aparecen de pronto y duran un tiempo acotado) o lesiones de piel que son frecuentes en niños y niñas pequeñas. Reconocer signos para una detección temprana, saber cuándo consultar y recibir orientación contribuyen a prevenir posibles complicaciones.

Bronquiolitis

Es una infección respiratoria que afecta a las niñas y niños hasta los 2 años, sobre todo durante el primer año de vida. Como todas las enfermedades respiratorias su aparición está asociada a la llegada de los meses más fríos.
Su causa más frecuente es un virus llamado “sincicial respiratorio” para el que aún no hay vacuna y provoca una obstrucción al paso del aire hacia las vías aéreas más pequeñas (bronquiolos), generando dificultad para respirar y el típico silbido que se puede escuchar al oír respirar a las y los bebés.

¿Cuáles son sus síntomas?

  • Mucosidad nasal

  • Tos, catarro

  • Respiración rápida y ruidosa, con silbidos

  • Agitación

  • Respiración con posible hundimiento de las costillas

  • Dificultades para la alimentación y descanso

  • Piel azulada o muy pálida

  • Fiebre mayor a 38°C

Ante la presencia de algunos de estos síntomas, hay que consultar lo antes posible con el equipo de salud. En algunos casos es necesaria la internación para la administración de oxígeno.
Respecto a los cuidados en el hogar, es importante ofrecer líquidos de a poco, mantener la lactancia, que permanezcan en posición semisentada y aspirar las secreciones de la nariz cuando le molestan para respirar.

Dermatitis del pañal

Se trata de una inflamación y enrojecimiento de la piel que está en contacto con el pañal y suele presentarse sobre todo durante el primer año de vida. Tiende a generar molestias, ya que la zona se irrita y hasta puede aparecer un leve sangrado.

Una vez higienizada la zona, se recomienda dejar secar bien la piel. En algunos casos se podrá indicar una pomada específica para su tratamiento.

Dermatitis atópica

Suele aparecer durante los 2 o 3 primeros meses de vida, y tiende a permanecer por varios años, alternando períodos con y sin síntomas. Una señal es la sequedad de la piel y picazón, con zonas a lo largo del cuerpo más secas, enrojecidas y ásperas al tacto; especialmente las mejillas, la zona del pañal y en brazos o piernas.

Desde los 2 años, comienza en los pliegues de los codos o las rodillas. También puede darse en el cuello, las muñecas, los tobillos y los pliegues entre los glúteos y las piernas.

La picazón puede ser tan intensa que afecte el sueño y, además, el rascado puede generar infecciones de la piel. Algunos de estos procesos causan más malestar que otros, es importante que las familias reciban orientación sobre qué producto y jabón usar.

Gastroenteritis

El principal síntoma suelen ser los vómitos, seguido de la diarrea, que es la eliminación de material fecal líquida y genera pérdida de agua y sales del organismo. Es un estado que aumenta el riesgo de deshidratación y también puede estar acompañado de fiebre.

Para prevenirla, es fundamental el lavado de manos para la manipulación de alimentos, el lavado de frutas y verduras, cocinar bien los alimentos, refrigerar la comida en la heladera, entre otras acciones.

Síntomas para llevar a la consulta sin demora

  • Aumento de frecuencia habitual de las deposiciones.

  • Si hacen poco pis o no moja los pañales.

  • Si tienen los ojos hundidos y la lengua seca y llora sin lágrimas.

  • Si la diarrea tiene sangre y moco y se acompaña de fiebre alta.

  • Si vomita más de 3 veces en 30 minutos o rechaza la ingesta de alimentos y líquidos.

Necesidad de cuidados especiales

La Ley 1000 días garantiza el derecho al cuidado integral de la salud de las niñas y niños con necesidad de cuidados especiales en salud. Estas necesidades pueden deberse a algunas condiciones de salud que impliquen alto riesgo o que tengan un impacto en la salud y calidad de vida, y por lo tanto requieren mayor atención y cuidados.

Las dificultades o limitaciones por las que requieren cuidados especiales pueden manifestarse en el crecimiento, el desarrollo, la visión, la audición y en alguna función vital: respiración, cardiovascular, digestiva. Algunas de las condiciones que con mayor frecuencia generan necesidad de cuidados especiales son: nacimiento prematuro, cardiopatías congénitas, malformaciones o enfermedades congénitas, genéticas y metabólicas. Muchas veces esto implica la necesidad de internaciones en los primeros años de vida.

Debido a la necesidad de cuidados especiales, además de realizar los controles de salud habituales se requieren otras evaluaciones, estudios y tratamientos con especialistas. Por ejemplo:

  • Estudios de audición y visión

  • Controles de su salud más frecuentes

  • Pruebas y evaluaciones del desarrollo

  • Controles con especialistas (cardiología, neurología, genética, vías respiratorias, entre otros)

El equipo de salud puede indicar medicamentos o insumos como leches especiales, sondas de alimentación, anticonvulsivantes, medicación cardíaca, por poner algunos ejemplos. En algunos casos pueden precisarse otros apoyos para mejorar la participación social como terapia ocupacional, fonoaudiología, kinesiología, salud mental, entre otras.

Las familias tienen derecho a ser informadas y acompañadas en todo momento, con explicaciones claras y sencillas sobre las recetas, los turnos, los formularios, etc. También puede resultar necesario gestionar certificados por discapacidad y el equipo de salud puede acompañar en el proceso de este trámite.

Las necesidades especiales de cuidado pueden ser aún más desafiantes y demandantes para la familia y la comunidad. Sabemos que brindar estos cuidados impacta en el estado emocional de las niñeces y de las personas que acompañan los cuidados. Muchas familias cuentan que se sienten aisladas afectivamente, con mucha carga de estrés o que se ven afectadas sus posibilidades laborales y económicas.

La comunidad, los equipos de salud y las instituciones educativas deben acompañar a las familias en el proceso de cuidado en corresponsabilidad.

Recomendaciones para las personas que acompañan los cuidados:

  • Solicitar apoyo a otras personas cercanas para que colaboren con los cuidados.

  • Organizar momentos de descanso o dispersión, turnándose entre las personas que cuidan.

  • Compartir dudas y preocupaciones con el equipo de salud o con la institución educativa.

  • Conocer los derechos de las personas con discapacidad.

  • Recurrir a apoyos tales como programas, centros de atención y asociaciones de familiares.

Si sentís estrés o sobrecarga, pedí ayuda a tu entorno o al equipo de salud.

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