Presidencia de la Nación

Hacia una fruticultura con mayor valor agregado ambiental

Con el objetivo de promover una producción de frutas que aproveche estratégicamente los procesos naturales, el INTA y la Fundación Banco Credicoop trabajan con pequeños productores frutícolas para impulsar la transición hacia prácticas de agricultura regenerativa.

La huella de carbono permite conocer el impacto ambiental frente al cambio climático de productos y actividades y ayuda a promover al diseño de estrategias de mitigación hacia procesos más amigables con el ambiente. Con este objetivo, el INTA en Patagonia Norte y la Fundación Banco Credicoop lanzaron el programa “Crecer Cooperando: Transición hacia la agricultura regenerativa para la reducción del impacto ambiental” para implementar una estrategia agrícola capaz de mitigar y capturar o remover gases de efecto invernadero (GEI) en predios de pequeños y medianos fruticultores del Alto Valle del río Negro.

Eduardo Ciancio –director de la Fundación Banco Credicoop– explicó que “este programa busca la adopción de innovaciones de procesos e insumos que favorezcan la producción más amigable con el ambiente que es lo que hoy demandan los mercados”, y remarcó: “Nos interesa que jóvenes estudiantes y las mujeres del sector tomen protagonismo en este tipo de proyectos y que logren cambios contundentes en sus sistemas productivos”.

Para Mariana Amorosi – directora del INTA Patagonia Norte– “este programa es posible gracias al relacionamiento publico privado y al trabajo articulado que durante décadas se viene desarrollando entre investigadores, extensionistas y cooperativas de productores”.

Por su parte, Sergio Riskin –presidente de la Primera Cooperativa Frutícola de Río Negro– señaló: “decidimos participar de este programa porque, entre los principios cooperativistas, está el compromiso con la comunidad en el cuidado del ambiente que implica acciones concretas como medir la huella de carbono”.

Pensar en modelos productivos regenerativos es clave en un contexto global que demanda productos que durante su ciclo de vida tengan un menor impacto ambiental y que, al mismo tiempo, fomenten la biodiversidad y el estudio de los procesos naturales con sus interacciones.

Sergio Romagnoli –especialista del INTA Alto Valle y referente técnico del programa– remarcó que las características climáticas, edáficas y productivas de la fruticultura del Alto Valle le otorgan una enorme potencialidad de captura o remoción de carbono en sus montes frutales, logrando una huella de carbono comparativamente baja para sus producciones, respecto a los países y regiones con sistemas productivos similares. Por esta razón es que resulta oportuno registrar y sistematizar esta información para comunicarla adecuadamente a las partes interesadas.

Además, el investigador indicó que comenzarán con monitoreos y un relevamiento de datos de la temporada anterior con el objetivo de conocer la huella de carbono y la línea de base de carbono en suelos de modo de establecer líneas de trabajo y planes de mejora en esos campos. “Para realizar el monitoreo de la evolución de la huella de carbono en cada uno de los montes frutales en los que trabajaremos, será necesario desarrollar una calculadora de huella de carbono específica para fruticultura”, remarcó.

Finalmente destacó que esta iniciativa presenta una modalidad de trabajo especialmente articulada con investigadores y extensionistas del INTA Alto Valle, integrantes del equipo técnico de la cooperativa y Hugo Ariel Lorenzo, como asesor técnico directo para los productores del programa.

En el marco de este programa, se realizarán capacitaciones técnicas sobre prácticas y tecnologías que mitiguen la emisión de GEI y potencien los sumideros de carbono en suelos y biomasa forestal. Algunas de las tecnologías y prácticas apuntan a la implantación de cortinas forestales, a mejorar la eficiencia de riego y la fertilización, promover coberturas verdes para un mejor manejo del suelo, implementar un manejo biológico de plagas, el uso de mallas antigranizo y la aplicación de sistemas de defensas contra heladas.

En una primera etapa, se trabajará con pequeños productores frutícolas (principalmente de peras y manzanas) pertenecientes a la Cooperativa La Primera (Gral. Roca).


Sobre el programa

En febrero de 2024 la Fundación Banco Credicoop suscribió el convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo (Fondo Multilateral de Inversiones “BID Lab”), para implementar el programa que impulsa prácticas de agricultura regenerativa entre productores y pequeñas cooperativas agrícolas mediante acciones de sensibilización, capacitación, asistencia técnica y vinculación con el mercado de bonos de carbono.

La primera etapa del programa trabajará en la sensibilización sobre las virtudes de la agricultura regenerativa, además, se ofrecerá asesoramiento técnico y capacitación. Durante la segunda etapa se implementará un esquema de incentivos y financiamiento para que los productores puedan realizar las inversiones necesarias para la transición.

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