Escapó de Chile durante la dictadura y después de 45 años pudo obtener la residencia permanente en Argentina
Nelson llegó al Centro de Acceso a la Justicia de San Rafael (Mendoza) para obtener finalmente la residencia permanente en Argentina.
Nelson llegó al Centro de Acceso a la Justicia de San Rafael (Mendoza) para comenzar una nueva etapa de su vida. A los 16 años, junto a su familia, se exilió en la Argentina para escapar de Chile una vez que el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet derrocó al gobierno democrático de Salvador Allende en 1973.
Su padre, obrero metalúrgico, y su madre, ama de casa, eran militantes del Partido Comunista chileno. Aún hoy, 47 años después del inicio de la dictadura, Nelson recuerda el comunicado oficial que advertía: “La semilla del comunismo debe ser exterminada”.
Durante los primeros años de dictadura, él junto a sus padres y sus dos hermanos tuvieron que mudarse de casa en casa hasta que en 1975 debieron exiliarse para poder sobrevivir. El mismo camino al que se vieron obligados a seguir otros 200 mil chilenos/as. “Primero salieron de Chile mi padre, mi madre y mi hermano mayor, y se fueron a vivir a Buenos Aires, al barrio de San Telmo. A los seis meses, mi papá regresó a buscarnos a mi hermana y a mí. Fue un 24 de diciembre a la noche. Eligió la fecha a propósito, suponiendo que en la noche de Navidad los controles del Paso de Uspallata iban a ser más flexibles. Y así fue”, cuenta Nelson.
Todavía recuerda cómo brillaba el sol en la ruta desde Mendoza a Buenos Aires; el reencuentro con su madre y su hermano; las innumerables salidas al Obelisco y las charlas con su familia en el Parque Lezama. Ese período duró tres meses, hasta que en marzo de 1976 el Terrorismo de Estado se instaló en la Argentina, en otro capítulo del Plan Cóndor que asoló a toda América Latina.
“Mis padres no se vincularon con la política en la Argentina. Supongo que renunciaron debido a su experiencia de tanta oscuridad que rodeó la caída del gobierno de la Unión Popular. Mis hermanos y yo optamos por lo mismo”, reflexiona Nelson.
Para Nelson haber vivido ambas dictaduras en plena adolescencia significó un descreimiento respecto del Estado: a diferencia de sus hermanos, decidió no realizar ningún trámite de residencia. Incluso cuenta que le habían dado un legajo para llevar a los ministerios, pero como los chilenos en esa época eran mal vistos —“Ser chileno era sinónimo de delincuente, de punga en colectivos”— perdió esos papeles.
“En mi condición de indocumentado estuve detenido en muchas comisarías. A veces un día, otras dos o tres, nunca supe bien de qué dependía. Pero el hecho de tener el pelo largo en esa época indicaba que no era terrorista sino simplemente un hippie”, se ríe Nelson.
Para sobrevivir, Nelson empezó a aprender un montón de oficios por fuera del mundo formal del trabajo. Por ese entonces, en plena época del movimiento hippie, decidió ser artesano y especializarse en el rubro marroquinería artesanal con proyección folclórica.
“En mi etapa de artesano desarrollé un estilo que me permitió ser parte de ferias internacionales como FECOR en Córdoba, Las Manos del Mundo en Tucumán, donde obtuve primeros premios. Esto implicaba participar en ferias en otros países, pero al no tener documento me perdí la posibilidad de hacerme un mejor futuro económico y darle a mis hijos otras posibilidades”, se lamenta Nelson.
Con el retorno a la democracia en nuestro país, Nelson fue entendiendo que en ciertos ámbitos su discurso era muy molesto. Recuerda una vez que en Migraciones contó que viajó a Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y le preguntaban: “¿Sin documento?” y él —muy suelto de cuerpo como describe— decía que sí. Eso generaba mucho rechazo, incluso la policía amenazó con deportarlo.
La vida lo cruzó con Ariel Benedetto, uno de los trabajadores del CAJ de San Rafael, quién supo entender su situación y lo incentivo para que inicie los tramites. “Ariel fue una luz en el camino. Él entendió que yo tenía el derecho a decir la verdad, que tanto mis hijos como yo habíamos sido perjudicados. Me sacó un gran peso de encima. Nunca entendí cómo nadie pudo ver todo esto y que solo se hayan quedado con lo malo de la situación, lo que está fuera de la ley”, cuenta emocionado Nelson.
En agosto de 2017, Nelson entró al Centro de Acceso a la Justicia de San Rafael y fue asesorado para comenzar su trámite de residencia. Primero obtuvo una entrevista con el titular de la oficina de Migraciones de San Rafael y luego el equipo del CAJ lo acompañó y asistió para conocer el estado de su cédula por vía telefónica al consulado chileno. Luego de años de vivir con una residencia precaria, Nelson obtuvo la residencia permanente.
Finalmente, a través de la gestión e intervención del CAJ ante diferentes organismos locales, entre ellos el Registro Nacional de las Personas (RENAPER), Nelson José Pérez Ruiz recibió hace pocos días el DNI argentino con el que podrá hacer ejercicio pleno de sus derechos. “Espero que mi historia sirva para otras personas que tengan dificultades y no encuentren ni siquiera las palabras para poder expresarse o no tengan los medios”, concluye Nelson, alegre mientras cuenta que ahora sus hijas llevarán su apellido.