Presidencia de la Nación

El humor elegante y erudito de Landrú

La Secretaría de Cultura de la Nación recuerda al genial humorista gráfico a 102 años de su nacimiento.

Juan Carlos Colombres, más conocido como Landrú, nació en el 19 de enero de 1923 en la Ciudad de Buenos Aires y formó parte de la misma generación que otros grandes humoristas gráficos argentinos como Quino, Lorenzo Amengual, Guillermo Mordillo, Copi, Lang y Oscar Conti (Oski). Hoy se cumplen 102 años de su nacimiento.

Landrú fue el primer libretista de Tato Bores y llegó a colaborar para 15 revistas al mismo tiempo. El gobierno de Estados Unidos lo invitó a recorrer ese país y en el viaje conoció a Walt Disney. Fue nombrado Ciudadano Ilustre por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, entre muchos otros premios y reconocimientos.

¿Cómo se convirtió Juan Carlos Colombres en Landrú? El dibujante firmaba sus primeros dibujos como JC Colombres; luego siguió firmando como JC, hasta que eligió el seudónimo Landrú. Fue el humorista Faruk quien le dijo que se parecía físicamente al célebre asesino serial de mujeres francés, Henri Désiré Landru. Según Colombres contó en una entrevista, adoptó el apodo (con tilde en la letra ú), además, porque nació el mismo día que el asesino Landru fue ejecutado en la guillotina.

En la escuela primaria Landrú realizó sus primeros dibujos. Tenía solo siete años cuando creó una revista de historietas y chistes que repartió entre sus compañeros de clase, y 16 cuando escribió e ilustró en un cuaderno espiralado, una biblia apócrifa llamada Génesis Novísimo, que trataba sobre la teoría de la formación de la Tierra y el origen de los hombres.

En 1943 ingresó a la Facultad de Arquitectura pero la abandonó dos años después. Su recorrido profesional comenzaría en 1945, con la publicación de su primer dibujo en la revista Don Fulgencio, dirigida por Lino Palacio. Un año más tarde, en 1946, comenzó a hacer humor político en la revista Cascabel.

Una década después, en 1957, creó la revista Tía Vicenta, con una tirada de 50 mil ejemplares. Con esta publicación, el éxito llegó velozmente: se trataba de un semanario en el que, además de Landrú, publicaban textos y viñetas Quino, Garaycochea, Basurto, Faruk y César Bruto, entre otros.

Para la década del setenta, Landrú ya contaba con una sección propia en la revista Gente, en la que se burlaba de los nuevos ricos. También colaboraba en la revista dominical del diario La Nación, con la sección “Los grandes reportajes de Landrú”, y comenzaba a colaborar en el diario Clarín.

Su obra se destacó por el humor irónico, la elaborada burla a ciertos modos de pensar característicos de la sociedad argentina del siglo XX y de los primeros años del siglo XXI; una sátira a la vez sutil y descarnada en la cual criticaba a todos los niveles sociales con una serie de personajes paradigmáticos.

Algunos eran Tía Vicenta; el señor Cateura, un sujeto humilde que pretendía a toda costa el ascenso económico y quería aparentar un elevado nivel cultural; Rogelio, el hombre que razonaba demasiado; María Belén y Alejandra, dos jóvenes frívolas, de alto poder adquisitivo. El humor escrito se enriquecía con la erudición que caracterizaba a Landrú y su exhaustivo conocimiento de la realidad política nacional e internacional.

Uno de los rasgos más típicos en sus caricaturas gráficas era la presencia de un gato de sonrisa amplia y ojos bien abiertos cerca de la firma, como marca registrada del humorista.

El gato apareció por primera vez el 16 de abril de 1946 en la revista Don Fulgencio, y se convirtió en uno de los personajes favoritos del dibujante, así como uno de los más solicitados por el público.

Landrú murió el 6 de julio de 2017, a los 94 años. Dejó una producción extensa y singular, parte de la cual había compendiado en el libro ¡El que no se ríe es un maleducado!, que publicó en 2014. También había publicado los libros Landrú se fue a la guerra (1964); Las clases magistrales de Landrú (1972); La razón de mi tía (1988); El humor privatizado (1990); y Landrú por Landrú (1993).

A fines de 2014 los familiares de Juan Carlos Colombres crearon la Fundación Landrú, una organización sin fines de lucro que tiene el objetivo de “rescatar, preservar, recrear y difundir la obra de Landrú como parte de la cultura de los argentinos”.

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