Una de las metodologías utilizadas para el asesinato y la desaparición de los cuerpos de las víctimas fue la de los “vuelos de la muerte”, con aviones que partían del Aeródromo Militar Campo de Mayo. Las víctimas, algunas de ellas menores de edad, eran llevadas hasta el aeródromo en camiones cerrados pertenecientes al Ejército Argentino, las fuerzas de seguridad o civiles, que llegaban por caminos internos hasta el final de la pista de aviación. Durante la madrugada, las detenidas y los detenidos eran subidos a helicópteros o aviones para luego ser arrojados aguas adentro. En algunos casos, las personas habían sido sedadas antes de su ingreso al avión, en otros habían sido asesinadas antes de subir o llegaban muertas al Aeródromo procedentes de distintos lugares de reclusión ilegal.
La corriente marina hizo que algunos de los cuerpos de las víctimas aparecieran en las costas argentinas y uruguayas, y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) pudo identificarlas y constatar la forma de muerte.
La metodología de ocultamiento de los cuerpos de las personas detenidas-desaparecidas a través de los vuelos de la muerte completaba el circuito criminal de secuestro, tortura, muerte y desaparición propio del terrorismo de Estado, que buscaba la eliminación de las pruebas materiales de los delitos de lesa humanidad cometidos con el fin de consolidar la impunidad de los culpables y generar el terror en la sociedad, entre otras razones.
En 2022 se comprobó esta forma de asesinato en la causa conocida como “Vuelos de la muerte”.
El 17 de septiembre de 2022, la Secretaría de Derechos Humanos señalizó este lugar como sitio de memoria del terrorismo de Estado.