¿La radiación es peligrosa?
Los seres humanos vivimos expuestos a la radiación ionizante desde el principio de los tiempos, porque sus principales fuentes son naturales. Nuestro propio cuerpo la emite: en los huesos, músculos y tejidos que lo componen hay radionucleidos naturales, entre ellos uranio-238, carbono-14 y potasio-40.
También ingerimos elementos radiactivos: la banana, el kiwi, las nueces, la zanahoria, la papa y las carnes rojas, entre otros alimentos, tienen potasio 40 y, en menor medida, radio 226. La yerba contiene polonio 210. Toda el agua del planeta tiene pequeñas cantidades de uranio y de torio.
¿Entonces, es esto peligroso? No, por el contrario. El cuerpo humano necesita algunos de estos elementos. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la baja ingesta de potasio está asociada con la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la nefrolitiasis crónica y la osteopenia. La recomendación de ese organismo internacional es aumentar su consumo, porque ayuda a reducir la tensión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejora la densidad mineral ósea y mitiga las consecuencias negativas de ingerir mucha sal.
Por otra parte, todos recibimos radiación ionizante proveniente del espacio exterior, en forma de rayos cósmicos. También de la Tierra misma. En los suelos, las rocas y el agua hay elementos radiactivos como el uranio, cuya desintegración produce gas radón, que es incoloro, insípido e inodoro.
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