La alimentación saludable es aquella que aporta todos los nutrientes y la energía necesaria para que cada persona pueda llevar adelante las actividades diarias y mantenerse sana.
Pero además de esto, la alimentación constituye un vehículo privilegiado de socialización, debe respetar los gustos, hábitos y cultura de cada persona, familia y/o comunidad, ya que es una forma de expresar identidad y sentido de pertenencia.
El derecho a la salud y el derecho a la alimentación se encuentran indisolublemente unidos al constituirse en derechos básicos sin los cuales no se puede alcanzar un nivel de vida digno.

Históricamente el derecho a la alimentación estuvo relacionado casi exclusivamente a la garantía de protección contra el hambre. Este enfoque se ha modificado y ampliado para incluir la perspectiva de alimentación adecuada y nutritiva y el acceso al agua segura.
Desde la perspectiva de derechos humanos, el Estado tiene un rol esencial en garantizar la protección del derecho a la salud, a la alimentación adecuada y al agua, en particular de niños, niñas y adolescentes (NNyA).
En este sentido, Argentina entiende que es una de las responsabilidades principales de los Estados asegurar a sus habitantes el derecho al agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico como una de las condiciones fundamentales para garantizar el derecho a la vida y para asegurar un nivel de vida adecuado.

Es fundamental poder identificar que en el caso de los Programa Acceso a Alimentos Saludables- Mercados Multiplicar, la población beneficiaria objetivo es titular del derecho a la alimentación, ya que tanto la Asignación Universal por Hijo, como el Programa Alimentar y otras políticas de asistencia alimentaria, son dirigidas a garantizar estos derechos básicos. En ese sentido todos los actores involucrados en el Programa tenemos que contribuir y acompañar para que esos derechos se efectivicen.