El patrimonio arquitectónico de nuestro país tiene uno de sus grandes exponentes en la Ciudad de Buenos Aires, donde el Edificio del Molino reluce como ícono de la arquitectura art nouveau en el país diseñado por el Arq. Francisco Gianotti. Ubicado en la llamada Manzana Legislativa de la Ciudad de Buenos Aires, realiza aperturas periódicas al público general al encontrarse actualmente en proceso de restauración integral, llevada adelante por un equipo multidisciplinario de especialistas del Congreso Nacional para recuperar el patrimonio material e inmaterial del inmueble. Con más de un siglo de historia, posee una estructura metálica, con mampostería de ladrillo, cerramiento, entrepisos de perfilería metálica con bovedilla y piezas de hormigón premoldeado en escaleras y torre-cúpula. El Palacio Barolo y el Edificio Kavanagh son otras opciones muy atractivas en la capital.

Por su parte, en la provincia de Buenos Aires se pueden visitar las obras de Francisco Salamone, presentes en palacios municipales, cementerios y mataderos. Sus creaciones son una combinación de art decó, futurismo y funcionalismo a una escala monumental. El Palacio Municipal de Adolfo Alsina, la Municipalidad de Gonzales Chaves, la Municipalidad Alberti; los cementerios de Azul, Laprida y Tornquist; y los mataderos de Adolfo Alsina (Epecuén), Guaminí, Tornquist y Coronel Pringles conforman los principales atractivos. El patrimonio arquitectónico de Mar del Plata, con su icónico Hotel Provincial y el Museo Casa sobre el Arroyo, es otro imperdible para visitar en la provincia.

Para quienes inicien este viaje desde la región norte del país, se impone la Ruta del Adobe, ubicada en Catamarca. Por la Ruta Nacional 60 se puede realizar un recorrido desde Tinogasta a Fiambalá, de más de 55 km, y descubrir capillas, casonas antiguas, y construcciones históricas construidas con adobe. Algunas de estas edificaciones datan de 300 años atrás y tienen muros de entre 30 cm y 1 metro de ancho. Por su parte, en la provincia de San Juan, en el Cuyo, se pueden visitar el Molino de Huaco, icono de la cultura de Jáchal. Este atractivo integra la ruta de los Molinos Harineros, declarada Monumento Histórico Nacional, que conserva las maquinarias usadas hace más de un siglo.

Entre los destinos del Litoral se destaca el casco histórico de Concordia, con una arquitectura que conjuga muchos estilos. En estas edificaciones se encuentran algunos edificios públicos, iglesias y museos, entre los que se destaca el Palacio Arruabarrena, una obra de principios del siglo XX de impronta francesa. A unos 5 minutos de la ciudad vale la pena visitar el Castillo San Carlos que se adentra en los relatos de Saint Exupéry y su paso por la zona, posible inspiración para su mayor obra, "El Principito".

En el centro del país, la ciudad de Córdoba deslumbra con la Manzana Jesuítica, declarada Patrimonio Mundial Cultural por la UNESCO, que forma parte del Camino de los Jesuitas, un corredor turístico desarrollado junto con Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay para promocionar el legado cultural y religioso de los jesuitas en nuestra región. El estilo de las construcciones combina lo colonial con lo moderno, por ejemplo, sobresalen edificaciones como la Catedral, sus numerosas Iglesias -como la de los Capuchinos-, el Cabildo, el Circuito la Cañada, el Palacio Ferreyra, sus parques y su Universidad -la más antigua del país.

Finalmente, en la Patagonia se destacan los atractivos de San Carlos de Bariloche en Río Negro, con obras de Alejandro Bustillo como el Hotel Llao Llao, la Iglesia Catedral, el Museo de la Patagonia y el Centro Cívico y, en el Mar Patagónico, Camarones en Chubut, declarado recientemente Poblado Histórico por su valor histórico, con viviendas de principios del siglo XX que conservan sus funciones originales.

El patrimonio arquitectónico de nuestros destinos forma parte de la oferta cultural de La Ruta Natural, el primer programa integral de desarrollo y promoción del turismo de naturaleza en Argentina. Entrelazando los atractivos y experiencias naturales de cada región con sus atractivos culturales, históricos, recreativos y gastronómicos, La Ruta Natural busca potenciar circuitos y destinos menos conocidos, articular destinos consolidados con destinos emergentes y mejorar la distribución territorial y estacional de la actividad turística.