Los humedales son ecosistemas muy valiosos, no sólo en términos productivos y socioeconómicos, sino también ambientales por la importancia de su biodiversidad. En Patagonia, los mallines son sitios estratégicos que deben ser manejados de manera sustentable para asegurar su legado a las próximas generaciones. Ocupan sólo el 4,5 % de la superficie total de la región, y generan importantes servicios ecosistémicos para toda la sociedad.

“Nuestros humedales en Patagonia: los mallines. Aprovechamiento sustentable y responsable”, fue el disparador para una jornada de trabajo que tuvo como sede al Centro de Capacitación Integral (CECAIN) del Campo Experimental Agroforestal Trevelin. El día de trabajo contó con un importante grupo de asistentes, entre ellos productores, técnicos, estudiantes y docentes y se llevó adelante junto al CONICET y Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA)

Se compartieron ejemplos actuales de manejo y mejora en diferentes establecimientos agropecuarios, que motivaron un interesante intercambio de preguntas y respuestas. Las actividades incluyeron también “tips sencillos” para poder reconocer insectos, plantas y suelos de este ecosistema tan frágil y particular.

Guillermo García Martínez de INTA Esquel fue el encargado de llevar adelante la charla, y señala que: “los mallines son ambientes muy productivos. Son un tipo de humedal, hoy que esa palabra está tan en boga. Y tienen la característica de contener agua de forma permanente o semi permanente, se ubican en lugares bajos del paisaje y son muy importantes desde el punto de vista ambiental y productivo.”

Y destaca además: “la importancia de promover el uso sostenible de los mallines se da porque ofrecen una gran diversidad de servicios ecosistémicos: flora y fauna, regulación de los ciclos del agua y sus nutrientes, captura de carbono y la provisión de forraje que es fundamental para una actividad tan importante para nosotros como lo es la ganadería.”