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La Armada Argentina participó de la XX Peregrinación Castrense a la Basílica de Luján

Los marinos participaron, como cada año, de esta celebración religiosa.

Luján – Se llevó a cabo la XX Peregrinación Diocesana Castrense de Argentina a la Basílica de Luján, que congregó a los fieles de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad, quienes presenciaron la solemne misa en honor a la Santa Patrona de la República Argentina.

La misa fue celebrada por el obispo castrense, Monseñor Santiago Olivera, quien fue acompañado por los capellanes mayores de la Armada Argentina, del Ejército Argentino, de la Fuerza Aérea Argentina, de la Gendarmería Nacional Argentina y de la Prefectura Naval Argentina, además de sacerdotes del clero militar.

En representación de la Armada asistieron a la peregrinación el Subjefe del Estado Mayor General de la Armada, Vicealmirante Eduardo Antonio Traina; el Director de Sanidad Conjunta de las Fuerzas Armadas, Contraalmirante Médico Darío Carlos Sachetti; el Director General del Personal y Bienestar de la Armada, Contraalmirante Gabriel Remotti y el Director General de Inteligencia de la Armada, Contraalmirante Juan Carlos Coré, entre otras autoridades navales.

Asimismo, participaron de la ceremonia religiosa autoridades del Ejército Argentino y de la Fuerza Aérea Argentina, de las Fuerzas de Seguridad; representantes del Ministerio de Defensa, autoridades civiles e invitados especiales, quienes, junto a fieles castrenses y familiares, colmaron el interior de la Basílica con su ferviente devoción a la Virgen.

Para dar comienzo a la homilía, Monseñor Olivera destacó: “Para todos nosotros es una alegría muy grande poder celebrar esta XX Peregrinación del Obispado Castrense a nuestra casa, la casa de la Virgen de Luján”.

El obispo castrense expresó: “Nuestro Pueblo ama a María, nuestros fieles castrenses aman a María en sus distintas advocaciones (…). María, en esta su casa, nuestra casa, nos suscita confianza de hijos para depositarle todo lo que lleva nuestro corazón. Ella anima esos cambios profundos que queremos para nuestras vidas. Esa Patria que deseamos y buscamos, solidaria, reconciliada y de paz, empieza por el corazón de cada uno de nosotros”.

“En la Casa de María rezo, como Padre y Pastor de este Pueblo castrense, por los uniformados y sus familias, niños, jóvenes, ancianos, enfermos y privados de su libertad, los que están cerca y los que están lejos, por todos y por la Patria”, concluyó Monseñor Olivera.

Finalizada la ceremonia, se otorgó la bendición final, tras lo cual se ejecutaron los acordes del Himno Nacional Argentino y se rezó una oración por la Patria.

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