Huertas comunitarias que siembran vínculos y promueven la prevención
En un pequeño terreno, en un patio y hasta en un cajón. Para uso familiar o comunitario, el proyecto de huertas que la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) impulsa en Gualeguaychú, junto a la secretaría de Desarrollo Social y Salud del Municipio y el Plan de Alimentación Sana, Segura y Soberana (PASSS), crece como una iniciativa promotora de la integración, la optimización de los espacios, el desarrollo sustentable y la igualdad de oportunidades de quienes viven en tres barrios del oeste de la ciudad. Ya son 39 las familias que participan y cosechan sus frutos, vegetales y especias para consumo personal.
“Lo que nos propusimos es lograr la participación vecinal en las huertas, que promuevan el cuidado, la producción de alimentos de manera sana y soberana, propiciando una mejor calidad de vida y de trabajo solidario”, afirmaron desde el equipo de Tratamiento Comunitario de la SEDRONAR, promotor de la iniciativa.
Anhelado Sueño y Zuppichini son dos de los barrios que forman parte del proyecto. Las viviendas, construidas por cooperativistas, tienen diferentes tamaños (de acuerdo a la cantidad de miembros con los que contaba el grupo familiar al momento de ser entregada) y fondos verdes. Además, hay varios espacios comunes, óptimos para la elaboración de huertas. Estas fueron las condiciones observadas por el equipo de Trabajo Comunitario de la SEDRONAR en Gualeguaychú, quienes realizaron un relevamiento y analizaron las necesidades expresadas sobre ocupación, capacitación, planeación de vida y búsquedas de trabajo. Así, el año pasado se impulsó el Concurso de Huertas Familiares y Comunitarias. Luego, se sumaron al plan los vecinos del Barrio Obrero.
“Lo más lindo de empezar mi huerta fue ver la tierra, empezar a mover el suelo, poner las semillas y ver cómo crecía la planta. Desde que arranqué tengo verdura, fruta. Saco la cosecha y la como con mi familia. Ellos también son los que me ayudan a regar, a trabajar la tierra. Esto nos unió y compartimos más tiempo”, expresó María Zapata, una de las participantes del proyecto.
Las huertas están divididas en familiares y comunitarias. Dentro de las familiares están las que se desarrollan en suelos menores a 11 metros cuadrados y en espacios menores a 5 metros cuadrados. En tanto, las comunitarias se realizan en superficies superiores a 11 metros cuadrados. Además, cada huerta cuenta con la figura de padrino o madrina que acompaña y promueve su desarrollo y cuidado. Su labor es continua y desinteresada en lo económico y rescatan valores como la solidaridad, el interés comunitario, satisfacción personal, espiritual. Son los que realizan un seguimiento del proyecto en los barrios.
“Somos cinco familias que desarrollamos una huerta grande y la cuidamos entre todos. Además, cada uno arma su propia huerta. Es mi cable a tierra. Y esto me pasa a mí y a muchos vecinos. También ayuda a la economía familiar y a que estemos todos mucho más unidos”, explicó Marita, vecina del Barrio Obrero.
Los objetivos de los participantes y los promotores para este año es continuar con la experiencia y profundizar en lo que respecta a la organización de espacios comunes como una biblioteca de herramientas y una compostera comunitaria. “La idea es promover la accesibilidad a los vecinos y vecinas y continuar con el mejoramiento en calidad de las tierras”, aseguran.
El de Gualeguaychú es un ejemplo de distintas iniciativas vinculadas a huertas comunitarias que la SEDRONAR impulsa a través de sus equipos de Abordaje Territorial y de Tratamiento Comunitario en distintas ciudades y pueblos del país.