Guía para habilitar empaques: aspectos geográficos, gradualidad y autochequeo
Los productores familiares podrán realizar en forma gradual las mejoras en los establecimientos de empaque y deberán considerar las adecuaciones de los requisitos según la región geográfica.
Buenos Aires, 26 de julio de 2019 - Para los productores de frutas y hortalizas la habilitación de un establecimiento de empaque es uno de los pasos fundamentales en el proceso de registro, habilitación y formalización de la producción. Pero ¿cómo lograrlo? Para ello, y en el marco de la campaña “Agricultura familiar, hacia territorios sanos”, los productores y técnicos cuentan ahora con una Guía para la habilitación de establecimientos de empaques de frutas y hortalizas de producción familiar y cooperativa, elaborada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Requisitos y su prioridad
¿Qué queremos decir con gradualidad en el cumplimiento? La guía propone una jerarquización de los requisitos en función de su importancia para la inocuidad, identificándolos con distintos colores. De forma general, existen exigencias en la norma que resultan “mínimas e indispensables” para reducir en forma aceptable los riesgos para la salud y, al cumplirlas, se permite entonces iniciar la gestión de la habilitación del establecimiento. Sin embargo, para sostener la habilitación en los años sucesivos se deberá ir cumpliendo gradualmente los restantes requisitos.
Aspectos que se deberán tener en cuenta según región geográfica
En función del territorio donde esté ubicado el establecimiento y según el tipo de frutas y verduras que se empaquen se podría alterar el orden de los requisitos que se proponen en esta guía. Sobre la base de fundamentos técnicos explicitados en los informes de inspección podrá considerarse la posibilidad de diferir o adelantar el cumplimiento de ciertos requisitos.
Autochequeo
La guía propone una herramienta de autoevaluación para trabajar en forma previa a la habilitación. De esta manera, los interesados podrán tener una idea de lo que les haría falta modificar para acceder a una primera habilitación, a partir de la cual –con un plan de mejoras– llegarán a la definitiva.