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En Santa Cruz el INTA presentó un mapa de las lluvias de casi treinta años

El conocimiento de la dinámica espacial y temporal de las lluvias, sus tendencias y patrones, es central para la comprensión del clima y de la hidrología y, en consecuencia, para la planificación hidrológica y agropecuaria. INTA Santa Cruz presentó un trabajo que consistió en modelizar las tendencias en las láminas de lluvia acumuladas, anuales y estacionales en la Patagonia Austral continental, y evaluar su significado, en un período de 26 años comprendido entre 1995 y 2021.

En diversos lugares del mundo, y en Patagonia en particular, se describen con mayor recurrencia en años recientes anomalías en algunos fenómenos climatológicos como, entre otros, el aumento en la frecuencia de eventos de sequía, tendencias decrecientes en la producción de las lluvias acumuladas y la alteración de sus patrones de distribución espacial y temporal. Sin embargo, en regiones como Santa Cruz y el sur de Chubut, el conocimiento aún es escaso como para cuantificar estos fenómenos o aún, describir apropiadamente algunos atributos esenciales de éstos como la magnitud de los cambios, la intensidad, la frecuencia o su duración, o aún, sus impactos en las socioeconomías regionales. La caracterización y el seguimiento de éstos son herramientas esenciales para comprender sus dinámicas y aportar elementos de juicio para la planificación y la toma de decisiones en múltiples escalas y sectores de la sociedad, muy especialmente en términos de las necesidades de adaptación y de mitigación posible ante escenarios de cambio climático.

En la más reciente edición del Congreso Nacional del Agua (CONAGUA XXVII) se presentó un avance de los análisis que se desarrollan en el Grupo de Investigación Forestal Silvopastoril, Agrícola y del Manejo del Agua del INTA Santa Cruz, sobre lluvias y sequías en la región. En particular, el análisis de las tendencias en las lluvias estacionales y anuales en las recientes décadas (1995 - 2021) sobre las 14 grandes regiones hidrográficas que cubren el sur de la Patagonia Continental. Estos análisis se centran en una base de registros pluviométricos construida gracias a un gran esfuerzo colaborativo y desinteresado de contribuyentes de datos, institucionales y particulares, principalmente de productores agropecuarios y organismos oficiales como el Servicio Meteorológico Nacional argentino (SMN) y la Dirección General de Aguas de Chile (DGA). Para asegurar la confiabilidad de la información disponible en la base de datos, enriquecida permanentemente con el aporte de nuevos registros, periódicamente se realizan controles de calidad y homogeneización, el control de valores anormales y la modelización de faltantes, de acuerdo con estándares internacionales de la Organización Meteorológica Mundial (WMO).

Existe una gran heterogeneidad espacial en las tendencias de las lluvias en las diferentes regiones hidrográficas de la Patagonia Austral, con un ligero predominio decreciente en las más recientes 3 décadas, tanto para las láminas anuales como en las estacionales. Dos terceras partes de la provincia de Santa Cruz (66,1%) presenta una tendencia negativa, con una pérdida promedio en las láminas totales anuales del 5,7% hacia 2021 respecto a cómo llovía en 1995. Con un amplio abanico de situaciones, entre caídas de 0,6% y hasta 24,2% en las lluvias de algunas regiones, estas tendencias negativas se ubican mayormente en las franjas central y costera de la provincia, quedando en las regiones hidrográficas con extenso desarrollo cordillerano con tendencias positivas en este período, del orden de 4,9 a 20,7%.

Figura. Barras grisadas representan las láminas acumuladas promedio anuales en cada una de las 14 grandes regiones hidrográficas que cubren el territorio de Santa Cruz, expresadas en mm. Barras blancas/negras representan las pérdidas o ganancia porcentual de lámina de lluvia en 2021 en relación con la situación promedio 26 años antes, en 1995.
Figura. Barras grisadas representan las láminas acumuladas promedio anuales en cada una de las 14 grandes regiones hidrográficas que cubren el territorio de Santa Cruz, expresadas en mm. Barras blancas/negras representan las pérdidas o ganancia porcentual de lámina de lluvia en 2021 en relación con la situación promedio 26 años antes, en 1995.

El comportamiento estacional de las lluvias resulta tan heterogéneo entre regiones como entre años consecutivos, no permitiendo establecer reglas generales del comportamiento de las lluvias en el año con lo que pudiera suceder en una o varias estaciones, para ninguna región hidrográfica. En líneas generales y como promedio de casi tres décadas, los veranos comienzan a evidenciar una tendencia creciente en las lluvias, del orden de más del 50% para casi toda la provincia. Si bien para otoño, invierno y primavera las tendencias son entre moderadas a fuertemente negativas, en particular en el centro norte, con un promedio de 6,5 a 9,1% de pérdida estacional de láminas en 26 años. Zonas específicas de cuencas como el Senguer, la franja costera del Golfo San Jorge y el río Coyle, incluso con pérdidas de entre 25 y hasta poco más del 60% de lluvias estacionales para invierno y primavera.

El territorio presenta un mosaico heterogéneo de comportamiento de las lluvias en el largo plazo y, asociadas con éstas, también a otros fenómenos como las sequías.
El territorio presenta un mosaico heterogéneo de comportamiento de las lluvias en el largo plazo y, asociadas con éstas, también a otros fenómenos como las sequías.

Boris Gastón Díaz, del Grupo Forestal Silvopastoril, Agricultura y Manejo del Agua de INTA Santa Cruz señala: "si bien existe en la sociedad una creencia generalizada respecto a un progresivo y constante deterioro de la oferta de lluvias de la región, no resulta posible confirmar por el momento que esto pueda ser generalizable tanto en el espacio como en el tiempo. El territorio presenta un mosaico heterogéneo de comportamiento de las lluvias en el largo plazo y, asociadas con éstas, también a otros fenómenos como las sequías. Aún es necesario recorrer un largo camino para garantizar un conocimiento profundo de la realidad climática de la región y muy especialmente de los potenciales escenarios a los cuales pueda orientarse cada porción del territorio provincial. Este conocimiento resulta esencial como base para la planificación territorial, para el sustento de decisiones tanto públicas como privadas, en especial para el sector agropecuario, y para la gestión de riesgos asociados con las sequías."

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