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En estos momentos de pandemia, recordamos al Dr Francisco Muñiz, prestigioso médico militar que da nombre al Hospital de Infectología

Sus dos vocaciones, la milicia y la medicina, marcaron desde su infancia hasta su muerte, ambas signadas por su profunda vocación de servicio

El “Hospital de Infecciosas Francisco Muñiz” lleva su nombre. Militar a los 11 años, herido en las invasiones inglesas, médico, médico militar, estudioso de la obstetricia, impulsor de la vacunación, docente, periodista, escritor, senador provincial, diputado nacional, veterinario, antropólogo, paleontólogo de notables hallazgos. Su más importante aporte fue el impulso a la vacunación y las pruebas sobre la viruela…pero, ¿quién fue Francisco Javier de la Concepción Muñiz?

Nacido el 21 de diciembre de 1795 en Monte Grande, provincia de Buenos Aires, fue llamado Francisco Javier de la Concepción Muñiz. Sus padres, Don Alberto José Muñiz y Doña Bernardina Frutos, eligieron la ciudad cercana al Río de la Plata para hacer los estudios del niño, quien ya a los once años ingresó como cadete al Regimiento de Andaluces. Esta unidad militar obedecía órdenes del virreinato de Buenos aires y tenía como misión defender a la joven ciudad de posibles agresiones. Con este regimiento el novel cadete tendría su bautismo de fuego en 1807 en ocasión de la 2da Invasión Inglesa. Pese a su corta edad estuvo en la primera línea en los corrales de Miserere y fue herido en una pierna por una bala de fusil.

Uniformes de las tropas del Virreinato del Río de la Plata Invasión inglesa

Inquieto en varias disciplinas, como lo fue en toda su vida, incursionó en la literatura y en 1812 participó en la fundación de la Segunda Sociedad Patriótica Literaria, donde auxilió al doctor José León Banegas en la redacción del Manifiesto que llamaba a las Provincias Unidas del Río de la Plata a declarar la independencia. Su educación en el Colegio San Carlos de la ciudad abarcaba física, matemática, latín, filosofía y teología.
En 1814 ingresó al Instituto Médico Militar que había creado el prestigioso cirujano de las tropas militares de Buenos Aires, el doctor Cosme Argerich, quien había atendido a los heridos durante las Invasiones Inglesas. Argerich había abierto esta escuela de medicina para formar cirujanos para los ejércitos. Francisco Muñiz había decidido servir en la sanidad militar. En 1821 se creó la Universidad de Buenos Aires, con su departamento de Medicina, y se ordenó el cierre del Instituto; por esto Muñiz tuvo que rendir sus últimos exámenes en la nueva universidad para graduarse como médico en 1822.
También abrazó la actividad periodística en la redacción y edición de la revista El Teatro de la Opinión donde se pregonaban las ideas políticas de la época.

Paralelamente se desempeñó como cirujano del Cantón de la Guardia de Chascomús, donde guarnecía el regimiento de coraceros de Buenos Aires al mando del Coronel Juan Lavalle. Muñiz y Lavalle se hicieron amigos, y el doctor acompañó al coronel en los combates de Sauce Grande y Toldos Viejos. Desobedeciendo las letras de su contrato excedió el tiempo establecido para poder quedarse hasta el retiro de los últimos soldados heridos que se encontraban en la localidad.

En medio de las expediciones militares al desierto tomaba nota de aspectos etnográficos de los aborígenes, realizando estudios sobre sus usos y costumbres. En esta etapa de servicio se despertó en él otra de sus pasiones, la paleontología. Con su inquietud y curiosidad, en las orillas de la laguna de Chascomús descubrió los primeros restos fósiles hallados y reconocidos como tales en nuestro país. Al ser un aficionado no realizó las anotaciones e informes pertinentes, por lo cual su hallazgo es adjudicado en esa época a otro explorador extranjero.

joven Francisco Muñiz

En 1826 se encontraba en pleno crecimiento profesional como médico y avanzando en sus estudios de ciencias naturales, pero es llamado a integrar las fuerzas del General Alvear que marcharían a la guerra contra el imperio del Brasil. Se le asignó el grado de teniente coronel como médico y cirujano. En esta contienda recibió por la firma del General Lucio Mansilla los Cordones y Laureles de Ituzaingo, y el Escudo de la República. Estos reconocimientos fueron hechos en virtud de todo su trabajo y en particular por haber asistido con presteza y esmero una herida de bala en la pierna del General Lavalle, a quien puso fuera de peligro.

En 1828 contrajo matrimonio con Ramona Bastarte y se mudó a Villa de Luján, motivado por el cuidado de su salud. Fue nombrado médico de la Policía y permaneció en esa localidad 20 años. Allí también se desempeñó como médico del Regimiento 2 de Caballería con asiento en la villa. Tuvo una alta participación en la sociedad lujanense y mucha influencia en las tropas que allí tenían cuartel. Fue un propulsor de la vacunación, buscó terminar con la existencia de los curanderos, trabajó por la eliminación de las parteras sin estudios, instruyó a los trabajadores rurales y ganaderos acerca de las enfermedades de los animales, ya que en nuestro país no había veterinarios.

Fue obstinado e insistente en su trabajo por la vacunación. Descubrió el virus de cow- pox original en una vaca de Luján, obteniendo de sus pústulas restos que utilizaría luego para vacunar con éxito en Buenos Aires. En 1844 concurre a vacunar en la ciudad con su hija recién vacunada, con cuya linfa sanguínea vacuna a cientos de personas. Por sus estudios y pruebas contra la viruela la Real Sociedad Jenneriana de Londres lo nombró Miembro Honorario. Esta institución era una sociedad de médicos derivada de Edward Jennes, quien tuvo descubrimientos definitorios para la vacuna antivariólica.
Muñiz se había graduado de médico pero nunca había obtenido el título de doctor, en 1844 luego de varios logros en distintas disciplinas, presentó su tesis doctoral y ya con casi 50 años de edad recibe el título de Doctor en Medicina. En 1845 publica Descripción y curación de la fiebre escarlatina, primer publicación de medicina pediátrica en el país, donde se lee por primera vez un concepto que aún hoy tiene adeptos y detractores: el médico es del todo médico sólo si a la vez es psicólogo. Esto revela el compromiso emocional de Muñiz con su actividad de médico.

Vacunación contra la viruela a mediados del S XIX

Durante su permanencia en Luján efectuó fecundos y valiosos trabajos paleontológicos. Descubrió, reunió y clasificó abundante material paleontológico, en el que hay restos de megaterio, mastodontes, toxodontes, milodontes y gliptodontes. El descubrimiento paleontológico más importante de Muñiz fue, según historiadores de la ciencia, el del fósil del tigre “diente de sable” sudamericano, por él descrito en 1845, en un artículo que publicó La Gaceta Mercantil. Actualmente la nomenclatura científica lo denomina Smilodon bonaerensis. Esta actividad paleontológica le valió una amistad de intercambios epistolares con Charles Darwin, quien veía en su amigo a un incansable e interesantísimo investigador.
En 1847 publicó sus Apuntes topográficos del territorio y adyacencias del Departamento del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

esqueleto del "diente de sable" descubierto por el Dr Muñiz

En 1849 es designado conjuez del Tribunal de Medicina y a inicios de 1850 se hace cargo de la enseñanza de partos, enfermedades de mujeres y niños en la Facultad de Medicina, cargo éste anhelado por él desde sus años jóvenes. Desde esta función bregó por la formación académica y de práctica de las parteras, impulsando con esto la incorporación de la mujer a la universidad y la profesionalización de la salud.

En la emblemática batalla de Caseros, en 1852, Muñiz organiza la provisión del material médico necesario para la asistencia de los heridos en combate.
También tuvo participación en la política contemporánea. Fue elegido convencional para proponer reformas a la Constitución Nacional de 1853, es elegido senador provincial en Buenos Aires y en 1861 es electo diputado nacional, y nuevamente senador en 1863.
Mientras ocupó cargos en la política no abandonó su trabajo en la docencia y la medicina, como tampoco sus ansias de acción en el ámbito militar, así se desempeñó como “cirujano principal del ejército en operaciones” en la batalla de Cepeda y logró que lo designasen jefe de ambulancias en la línea de fortificaciones cuando se renueva la contienda civil entre Buenos Aires y la Confederación en 1861.
A su vez, entre sus inquietudes como lingüista y escritor, elevó estudios y propuestas a la Real Academia de la Lengua Española, logrando autorizar cerca de 80 americanismos.

Palomar de Caseros escenario de la batalla.

Años más tarde, con 70 años por cumplir, el doctor ofreció sus servicios a la Patria en 1865 al estallar la guerra de la Triple Alianza. Se aceptó su ofrecimiento y se lo destinó al Cuartel General de Paso de los Libres presentando sus servicios al General Mitre. En 1866 se le da la responsabilidad sobre la organización y supervisión de todo el sistema de hospitales montados en la provincia de Corrientes asolada por la epidemia de cólera. Intervino en los combates de Yatay y Uruguayana. en uno de esos hospitales, atestados de enfermos de cólera y de heridos de las batallas, muere uno de sus hijos quien estaba internado por sus heridas de guerra. Permaneció en Corrientes hasta octubre de 1868, año en que el fallece su esposa. En esta campaña Mitre le otorgó el grado de Coronel honorario.
En 1869 se retiró del Ejército renunciando a sus cargos y se dedica a su vida privada. La legislatura le asigna una jubilación a modo de reconocimiento a su dedicada labor en la medicina civil y militar.

Campamento de Uruguayana- Oleo de Candido Lopez

A inicios del año 1871 Buenos Aires fue invadido por la fiebre amarilla. Esta epidemia tuvo importantes consecuencias desde el punto de vista sanitario y demográfico. En una ciudad de aproximadamente 180000 habitantes murieron víctimas de la epidemia alrededor de 150.000, lo que implica un 8% de su población. El doctor Muñiz, ya fuera del ejercicio de su actividad, se retiró a su quinta de Luján. Pero continuó atendiendo a familiares y conocidos. En estas funciones aloja en su casa a un joven de una familia amiga, para atenderlo personalmente. Contrae la enfermedad y el 8 de abril de ese año muere a la edad de 75 años.

Monumento a los muertos por la epidemia de fiebre amarilla- Parque Ameghino- CABA

Militar, combatiente por la defensa de Buenos Aires en 1806. Médico militar en los combates de Sauce Grande y Toldos Viejos. Participó como cirujano militar en la Guerra contra el Brasil, distinguido con cordones y laureles de Ituzaingó. También cirujano, a cargo de todos los insumos y equipamientos de sanidad, en la Batalla de Caseros, y cumpliendo esa función fue herido en la Batalla de Cepeda. Coronel cirujano durante la Campaña de la Guerra de la Triple Alianza donde participó en la Batalla de Yatay y el Combate de Uruguayana. Reconocido con la jerarquía de coronel honorario. Director de hospitales en Corrientes durante la epidemia de cólera. Escritor, periodista, lingüista. Investigador antropólogo. Estudioso de la topografía. Convencional constituyente, diputado y senador nacional. Paleontólogo, precursor de la actividad en nuestro país. Médico, docente de parteras, impulsor de la presencia femenina en la universidad, doctor en medicina, científico, investigador e impulsor de la vacunación. Reconocido por los más importantes hombres de ciencia de su momento. Ese fue el Coronel Cirujano Francisco Javier Muñiz.

Dr Muñiz con uniforme militar

Sus restos están sepultados en el Cementerio de la Recoleta, bajo un importante mausoleo adornado con esculturas de bronce realizadas por el escultor italiano Éttore Ximénes, diseñador también del mausoleo del general Manuel Belgrano. Una gran figura femenina, con una espada en una mano y una vara de Esculapio (símbolo de la medicina) en la otra, custodia el pie del pilar sobre el cual está colocado el busto del médico. En sus laterales siluetas talladas en el mismo metal relatan escenas de combates, de trabajos en salud y de investigaciones.

Mausoleo de Francisco Javier Muñiz- Cementerio de la Recoleta

Su principal homenaje es el nombre del Hospital de Enfermedades Infecciosas de la ciudad de Buenos Aires, que desde el año 1904 lleva el nombre de Doctor Francisco Javier Muñiz, recordando a este hombre llamado el primer cientìfico argentino. El nombre del hospital es un justo homenaje a su vida marcada por la inquietud de su espíritu aventurero y sus incasables ganas de trabajar por los demás; y también homenaje a su muerte, marcada por la vocación de servicio, ocurrida por una enfermedad infecto contagiosa adquirida por no dejar jamás de asistir a los enfermos.

Hospital de Infecciosas Dr Francisco Muñiz

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