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En busca del algodón con excelencia en calidad de fibra y resistencia al estrés hídrico

En el INTA Sáenz Peña, especialistas en el cultivo de algodón se encuentran investigando un genotipo de fibra extralarga que ha demostrado ser muy efectivo en soportar el estrés hídrico y térmico de nuestra región.

El algodón es el cultivo emblemático de la Estación Experimental que el INTA tiene hace más de 100 en Sáenz Peña. Su experiencia y conocimiento la convierten en referente nacional e internacional en su investigación. En este sentido, desde hace unos años, en esta unidad se vienen desarrollando varias líneas de investigación con el objetivo de mejorar características genéticas y adaptativas de este cultivo. Una de estas líneas es la que se encarga de estudiar los cultivares que mejor se adaptan al clima de nuestra región, fundamentalmente a las altas temperaturas y escases de lluvias. Otra de las líneas fuertes de investigación tiene que ver con el mejoramiento de las fibras de algodón para uso textil; dentro de esta línea, en las últimas campañas, se puso énfasis en la investigación de las variedades con fibra extralarga, una variedad usada en la industria textil con la que se obtienen hilados más complejos y que a su vez se utilizan para confeccionar prendas de la más alta calidad posible.
En esta campaña 2023-2024, los investigadores de INTA Sáenz Peña, decidieron hacer ensayos con una variedad de algodón que fue modificada genéticamente para mejorar los factores de calidad de fibra, una fibra larga, en este caso extralarga que, además, según investigaciones previas, contaba con potencial para tener una mayor resistencia a las condiciones climáticas extremas que generalmente azotan a nuestra región en los días estivales. “Este cultivo se hizo aproximadamente con 180 mm. de agua, obtenida de las pocas lluvias que se registraron en estos dos meses (diciembre y enero). Fue sembrado en los primeros días de diciembre y hoy (principios de febrero) presenta una gran expansión foliar, el cultivo está cubriendo completamente el surco, las bochas se formaron correctamente y sus hojas no muestran signos de envejecimiento. Un proyecto de desarrollo local con planes de mejoramiento local nos permite obtener estos cultivares. Además, este cultivar sucesivamente va a ir a ganando algunas virtudes como eventos transgénicos.” Nos cuenta el Ing. Agr. Alex Montenegro, responsable del grupo de Calidad de Fibra de INTA Sáenz Peña, desde el primer lote semillero de este material genético dispuesto en el predio de la Estación Experimental.


Como efectivamente viene ocurriendo año tras año, en los meses de diciembre y enero las temperaturas fueron muy altas (alcanzando picos de más de 40º) y con escases de lluvias. A pesar de estas condiciones impuestas por la naturaleza, el material seleccionado para este ensayo de algodón de fibra extralarga tuvo un comportamiento extremadamente positivo para soportar estos embates ambientales. El Ing. Montenegro nos dice que “Esta resistencia al estrés hídrico es muy importante porque en esta etapa del crecimiento de la planta, dos meses después de la siembra aproximadamente, es el momento en donde se fecundan las flores, se forma la estructura reproductiva y se alarga la fibra determinando finalmente su calidad.”
Este germoplasma, por ahora llamado “Núcleo de crianza” ya que aún no tiene nombre identificatorio, es el único sembrado en nuestro país con estas características (fibra extralarga y excelente resistencia al estrés hídrico fundamentalmente) y que además tiene un gran potencial genético en términos de productividad y calidad. “Bajo este contexto, también le vamos a ir sumándole atributos como resistencia a herbicidas, resistencia a plagas para que la variedad tenga un mejor manejo, una mayor facilidad.” Nos comenta el Ing. Agr. Mauricio Tcach, parte del equipo de Mejoramiento Genético de INTA Sáenz Peña.
Esta investigación podría tener un impacto muy positivo en la industria textil nacional ya que sería una alternativa a la fibra que actualmente se importa de otros países, fundamentalmente Brasil, en donde el cultivo no tiene ningún problema con la falta de agua. “En el plan de mejoramiento que fuimos haciendo, vemos que las bochas se están formando, es decir que la planta, el biotipo que seleccionamos, puede ser capaz de extraer agua o de “pescar” las interacciones que hay en este ambiente. Nosotros con el mejoramiento pudimos elongar la fibra en base a recursos limitados como tenemos en el Chaco. “Explica Montenegro.
Los profesionales también destacaron la colaboración en este proyecto de empresas nacionales de confección, de insumos e hilanderías, resaltando que esta investigación no sólo apunta a la parte agronómica, sino que también genera un punto de partida para futuras investigaciones encaradas desde el punto de vista industrial. “La experiencia que nosotros vemos con el desarrollo de este plan de cultivares que tenemos en el INTA, aparte de los hechos científicos, es ver que podemos converger, unir distintos actores de la cadena algodonera, que es algo que no siempre lo logramos en el sector productivo, entonces esta unión no es simplemente una interacción, sino que nos sirve de demanda para responder”. Reflexiona Alex Montenegro, augurando un futuro promisorio para el algodón en nuestra región al ritmo de la investigación y la integración entres los actores del sector algodonero.

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