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Con imágenes satelitales, generan nuevos conocimientos sobre el vínculo de la salud y el ambiente

Un trabajo del Instituto Gulich, con datos de campo e información generada con sensores remotos, demostró la relación que existe entre las enfermedades cardiometabólicas y el entorno donde viven los pacientes.

El Instituto Gulich y la Escuela de Nutrición de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), publicaron un trabajo científico donde explican, con información espacial, el vínculo que existe entre el ambiente y las enfermedades cardiometabólicas, como diabetes, hipertensión y síndrome metabólico. Hasta ahora no había reportes científicos que comprobaran la relación entre estas variables, como sí existe en otras enfermedades, como las infecciosas, zoonóticas o vectoriales, que vinculan directamente la afección con el entorno.

El trabajo, publicado en la edición de noviembre de 2023 de la revista científica Geospatial Health, tiene como autores principales a Matías Scavuzzo y Micaela Campero, investigadores del Instituto Gulich, perteneciente a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y a la UNC; y Daniela Defagó, docente de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC e investigadora asistente del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA)-CONICET.

Según Scavuzzo, se trata de “un estudio innovador en el área de la epidemiología panorámica, debido a que no hay muchos trabajos que exploren las asociaciones entre las dimensiones ambientales y de la salud, en particular de las enfermedades cardiometabólicas”. “No encontramos otros estudios a nivel local que se enfoquen en el entorno, desarrollados a partir de índices satelitales”, agregó Campero. Lo novedoso es que se trata de patologías que hasta ahora no se consideraba que fueran sensibles al ambiente. En cambio, se las vinculaba más con el estilo de vida.

Dimensión geoespacial

El objetivo de la investigación fue explorar las prevalencias de las enfermedades cardiometabólicas, con hincapié en la diabetes y el síndrome metabólico, analizar los factores de riesgos asociados y la relación con las características del ambiente, en base a información generada con sensores remotos y datos de campo. El equipo de investigación viene trabajando en esta área desde hace más de 10 años.

Defagó, directora del proyecto, advirtió que estas patologías se extienden en las personas principalmente por una mala alimentación y por la falta de actividad física. Pero aún no estaba determinado cómo el ambiente también influía en la problemática. “Así que empezamos a pensar cómo analizar el entorno en el cual crecemos y nos desarrollamos, y decidimos incorporar a nuestro proyecto la dimensión geoespacial, más allá de las mediciones clásicas que hacemos a los pacientes”, explicó.

Para avanzar en los estudios, el proyecto involucró al Servicio de Cardiología del Hospital Nacional de Clínicas, de la UNC, ubicado en la ciudad de Córdoba, donde se analizaron 345 pacientes por su historia clínica y alimentaria, provenientes de Córdoba capital y del Área Metropolitana. “Indagamos acerca de qué comen, cuál es su actividad física y si consumen tabaco o alcohol, por ejemplo. Además incorporamos otras variables para estudiar el entorno, consultando dónde viven y cómo es ese espacio, y geolocalizamos a cada paciente”, dijo Defagó.

En base a este trabajo, hallaron que la mayor parte de los pacientes tenían una calidad de dieta pobre y hacía poca actividad física. Además, la mayoría tenía antecedentes de enfermedades no transmisibles: 22% tenía diabetes y 44% síndrome metabólico.

Figura 1. Agrupamiento espacial (cluster) de personas con diabetes y síndrome metabólico.

Teniendo en cuenta estos resultados, el equipo de investigación se concentró en analizar la característica de los ambientes donde viven estas personas. Se evaluó el entorno de cada paciente en base a un índice de vegetación, un índice de urbanización o de área construida, y un índice de unidades de suelo. Además se incorporaron imágenes satelitales de la misión Landsat 8 sobre un área de 50 metros alrededor de cada domicilio geolocalizado.

Zonas de riesgo

“Pudimos encontrar que alrededor de las casas de las personas que presentan diabetes y síndrome metabólico hay una menor cantidad de vegetación. Como contrapartida, las zonas más vegetadas corresponden a entornos donde no hay casos de síndrome metabólico. También encontramos que a mayor cantidad de índices de vegetación y a menor área construida, disminuye el riesgo de encontrar diabetes”, informó Campero.

Figura 2. Distribución de los participantes considerando si presentan o no diabetes.

“Cuando hicimos el análisis puramente espacial, pudimos ver que hay una agrupación significativa de diabetes al noroeste de la ciudad de Córdoba y el Gran Córdoba. La prevalencia dentro de ese clúster alcanzó al 40% de la población, casi el doble de los resultados esperados. Por eso consideramos que es una zona de alto riesgo, debido a las altas posibilidades de tener diabetes”, añadió. El mapa elaborado a partir de estos estudios también permite visualizar una serie de hotspot, o puntos calientes, donde se superponen los sitios con mayor prevalencia de diabetes y síndrome metabólico.

En síntesis, los resultados indican que las personas que habitan en grandes urbes son más propensas a contraer enfermedades cardiometabólicas, respecto de quienes viven en áreas verdes, residenciales, periurbanas o rurales. “Cuando uno vive en las grandes urbes, está más expuesto a un tipo de alimentación más deficiente, a mayores contaminantes y cuestiones de seguridad que disminuyen la posibilidad de movilizarse a pie. En cambio, en los espacios más verdes se esperaría que uno tenga mayor acceso a alimentos más frescos, a poder realizar actividad física o moverse caminando, y esto impacta en la salud de las personas”, consideró Defagó.

Figura 3. Lugar de residencia de los participantes del estudio.

Salud pública

El objetivo del trabajo es aportar evidencia científica que permita asociar al ambiente con la salud, y que esa información contribuya a la toma de decisiones de políticas públicas. “El mapa que elaboramos señala que es necesario empezar a trabajar en la diabetes por la zona de mayor prevalencia y alto riesgo, al noroeste de la ciudad de Córdoba. Es un área donde debemos hacer foco y seguir estudiando, pero además a dónde se deberían direccionar recursos de salud pública”, sostuvo Scavuzzo.

El investigador recomendó implementar un sistema de alerta y respuesta temprana sobre las zonas de mayor vulnerabilidad, donde encontraron una alta prevalencia de las enfermedades, orientado a la prevención. Además, señaló que, a futuro, apuntan a replicar el modelo de trabajo a otras enfermedades no transmisibles, como las renales, y abarcar otras regiones de interés.

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