Cinco equipos de escuelas secundarias lanzaron sus satélites CANSAT en Córdoba
En el centro espacial de la CONAE, estudiantes de distintas provincias del país lanzaron los satélites del tamaño de una lata de gaseosa que diseñaron y construyeron en el marco de la competencia CANSAT Argentina, acompañados por docentes y profesionales de la agencia espacial nacional y del MINCyT.
La incitativa CANSAT Argentina, organizada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), llegó este jueves 28 de septiembre a su instancia final, cuando los cinco equipos finalistas lanzaron sus satélites del tamaño de una lata de gaseosa desde el Centro Espacial Teófilo Tabanera, en la provincia de Córdoba. La segunda edición de este certamen internacional arrancó en abril de 2023, con la inscripción de 490 equipos pertenecientes a escuelas secundarias de 23 jurisdicciones del país.
La jornada de lanzamiento contó con la participación de Pablo Nuñez, Subsecretario de Coordinación Institucional del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; Pablo de Chiara, ministro de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba; Raúl Kulichevsky, director Ejecutivo y Técnico de la CONAE, Marcos Actis y Juan Cruz González Allonca, miembros del directorio de la CONAE, entre otras autoridades nacionales, provinciales y municipales. Además, participó el ministro Daniel Filmus por videoconferencia.
Este año apoyaron la realización del evento las empresas VENG, INVAP y SpaceSur, la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM), la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba (Mincyt CBA).
3, 2, 1…
Los cinco equipos finalistas llegaron a Córdoba el miércoles 27 de septiembre para realizar las pruebas ambientales de sus CANSAT y verificar que estén en condiciones para ser lanzados a bordo de cohetes provistos por la empresa Skytec, a 350 kilómetros por hora, acompañados por sus docentes y por profesionales del MINCyT, la CONAE y la Universidad Nacional Tecnológica (UTN).
El jueves por la mañana cada equipo realizó el lanzamiento en forma consecutiva. Los satélites volaron a una altura de hasta 230 metros y luego fueron recuperados. Por la tarde, los equipos trabajaron en el análisis de los datos recabados por sus respectivas “misiones primarias”, como la medición de presión y temperatura durante el tiempo en vuelo, y la transmisión de esos datos a sus computadoras, representando la “estación terrena”. Además, los satélites debieron cumplir una misión secundaria específica, diseñada por los y las estudiantes. El viernes es la última jornada donde expondrán los resultados, recibirán charlas de empresas del sector espacial nacional y realizarán una visita al predio de la CONAE y sus laboratorios.
Alentar vocaciones
“La iniciativa apunta a despertar vocaciones relacionadas con la ciencia y tecnología en estudiantes de escuelas secundarias, pero también trasmitirles que pueden desarrollarlas en la Argentina”, dijo Kulichevsky. “El mensaje es que tienen que esforzarse por hacer lo que les apasiona y que sepan que el país les va a brindar posibilidades para formarse y, el día de mañana, trabajar en el sector espacial, como todos los que nos desarrollamos en la CONAE”, agregó.
“El balance del concurso CANSAT es súper positivo. Es increíble el entusiasmo y las respuestas que encontramos nos sólo en los cinco equipos que ganaron, sino en todos los que participaron de la iniciativa con sus proyectos. Esto nos llena de optimismo para el futuro, porque posiblemente muchos de estos jóvenes se puedan incorporar a esta actividad hacia adelante”, afirmó, y destacó la necesidad de apostar al desarrollo científico y tecnológico nacional.
En diálogo con los estudiantes, Filmus sostuvo: “La educación se trata de abrir caminos y oportunidades, y ustedes pudieron aprovecharlas. Es fabuloso ver que la escuela pueda generar pasión y voluntad de aprender. Creo que en la Argentina la educación secundaria tiene que avanzar hacia educar por proyectos, a los que se puedan aplicar distintas materias para buscar soluciones sobre temas diversos, como el aeroespacial”.
“Los cambios que vienen hacia adelante son enormes y van a ser cada vez más rápidos. Es fundamental que los y las jóvenes puedan incorporarse a investigar esos cambios, más en el tema aeroespacial”, agregó.
Una gran experiencia
La Escuela de Educación Técnico Profesional Nº 643 Granaderos de San Lorenzo, de la localidad de Roldán, provincia de Santa Fe participó por segunda vez de CANSAT. En esta oportunidad, con su proyecto Roldán 2 volvieron a trabajar sobre la temática de microplásticos, que constituye la misión secundaria. “Nos pareció interesante porque existen pocos estudios a nivel global sobre esta problemática, que puede afectar la salud de las personas”, dijo el estudiante Camilo Bondi. “Estamos contentos con los resultados. Nos esforzamos muchísimo para lograr nuestros objetivos y viajar a Córdoba para hacer historia. Era un sueño”, agregó.
La iniciativa también le ayudó a definir su vocación. “Tengo pensado estudiar Ingeniería Aeroespacial. Cuando era más chico quería ser astronauta. Siempre seguí las misiones espaciales de la CONAE y descubrí que también me gusta mucho la ingeniería. Además, con la participación en CANSAT descubrí que me gusta mucho la programación”, afirmó.
Giuliana Lodolo participa de la iniciativa junto a sus compañeros y compañeras del Colegio Nacional de Monserrat, de la ciudad de Córdoba. Su proyecto se denomina Novationes, y su misión Dustbusters apunta a medir la contaminación ambiental por polvo, a partir de sensores que viajan a bordo del satélite. “Nos enfocamos en el polvo que generan las pastillas de freno de los vehículos, que liberan al aire partículas de 2.5 micras (muy pequeñas en comparación, por ejemplo, con cabello humano, que mide 50 micras). Este polvo que respiramos daña la salud de las personas”, explicó.
“La experiencia de CANSAT fue muy linda, con mucho trabajo en equipo. Fue increíble porque nuestro colegio es humanista y no tenemos muchas materias que traten estos temas”, aseguró, y destacó que la competencia le ayudó a definir qué va a estudiar en la universidad: “Siempre me gustó muchísimo la matemática y el mundo de la ciencia, y ahora que formamos parte de este proyecto me encantó adentrarme en el mundo de la programación y aprender muchísimas cosas. Es muy probable que estudie una ingeniería”, sostuvo.
“Nuestra misión se llama Ojo de Cóndor porque contiene una cámara sin filtro infrarrojo que toma imágenes y detecta la temperatura. Además, a través del sensor de calidad del aire, toma datos sobre dióxido de carbono y partículas volátiles, con la finalidad de ver cuál es la contaminación que produce la quema de caña de azúcar y los basurales a cielo abierto”, dijo Juanita Bornes, estudiante del Instituto Técnico de Aguilares, de la localidad de Aguilares, provincia de Tucumán, y miembro del equipo Cóndor Salvaje.
El proyecto es innovador debido a que incorpora un sistema de descenso guiado, para que el satélite pueda retornar a tierra de un modo exitoso. Con este proyecto ya habían participado el año pasado, pero ahora lograron mejoras con una aplicación que conecta al satélite con la estación terrena por bluetooth. “Haber llegado a los cinco finalistas es una revancha”, indicó. “Para la universidad estoy entre dos opciones: ingeniería aeroespacial e ingeniería nuclear. Me interesa la física nuclear y las energías renovables, y el CANSAT me despertó una fascinación con todo el campo aeroespacial”, agregó.
Sol Teglia representa el proyecto Hyperion, del Colegio León XIII de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “La misión Luminet que desarrollamos es para medir y tomar conciencia sobre los parámetros de contaminación lumínica que hay en la ciudad. Se trata de una problemática infravalorada, sobre la cual hay muy poca información. No se toma conciencia acerca de las consecuencias que puede tener a largo plazo en la salud y sobre la visualización del cielo, que es un elemento fundamental para los estudios académicos”, apuntó.
“Estos meses fueron muy enriquecedores. Tuvimos que hacernos expertos en diferentes disciplinas abarca el proyecto, como programación. Estamos muy emocionados y agradecemos la oportunidad de poder lanzar nuestro satélite desde Córdoba”, afirmó, y adelantó que en 2024 quisiera ingresar a la carrera de ingeniería aeroespacial en la UTN. “Este proyecto afianzó la certeza que tenía de querer anotarme esta carrera”, aseguró.
ConcorSat es un equipo conformado por estudiantes de dos escuelas de Concordia, Entre Ríos: San Roque González de Santa Cruz y Renacer Secundario. “Nuestra misión DFDP Saint-Exupéry consiste en medir la contaminación auditiva, mediante un sensor que se activa al superar los 80 decibeles (nivel a partir del cual se generan daños en el oído)”, dijo el estudiante Luciano Madinier, cuyo proyecto apunta tanto a cuidar la salud de los seres humanos como la de los animales de la región.
“Fue una experiencia muy interesante. Aprendimos un montón sobre temas como diseño e impresión 3D, programación y electrónica. Personalmente, todo esto me ayudó a decidirme a estudiar Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de La Plata, ya que al principio mi idea estudiar Licenciatura en Física”, comentó.