Los larvicidas son un tipo de insecticida que se utiliza para el control de los mosquitos tanto en espacios interiores como al aire libre. Estos productos pueden ser utilizados por la comunidad en general, por profesionales y por autoridades sanitarias nacionales, provinciales o locales, con el objetivo de eliminar las larvas y las pupas antes de que crezcan y se conviertan en mosquitos adultos capaces de picar.

El uso de estos productos forma parte del conjunto de medidas que deben tomarse para prevenir las enfermedades transmitidas por mosquitos, entre ellas el dengue, el Zika y la fiebre chikungunya.

Es fundamental comprender que la prevención debe consistir en una primera instancia, en eliminar los recipientes u objetos que puedan acumular agua dentro y fuera de la vivienda y/o lugar de trabajo (latas, botellas, neumáticos, baldes, tambores, juguetes, macetas, entre otros). Además, se sugiere agujerear los recipientes en desuso antes de ser descartados. Estas medidas de prevención deben adoptarse de forma continua durante todo el año.

También es importante mantener limpias y cloradas las piletas de natación, y cubiertas cuando no se utilicen. Cepillar, limpiar y cambiar frecuentemente el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, ayuda a desprender los huevos de mosquitos que están adheridos allí.

Respecto de los productos larvicidas, dichos compuestos impiden que los mosquitos evolucionen desde los estadios acuáticos (larvas y pupas) a su estadío adulto y en consecuencia que sean capaces de picar y, por ende, de transmitir enfermedades.

ANMAT es el organismo que autoriza los larvicidas importados y aquellos que siendo de elaboración nacional se comercialicen y/o distribuyan con tránsito interprovincial y/o con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los larvicidas biológicos están formulados en base a cultivos de la bacteria llamada Bacillus thuringiensis variedad israeliensis (Bti.) la cual libera una endotoxina que daña las paredes intestinales de las larvas de los mosquitos, impidiendo su desarrollo.

Estos productos se pueden utilizar en los hogares y alrededor de ellos, así como también en áreas y contenedores donde puede acumularse agua y encontrarse las larvas.

Si bien los recipientes o depósitos de agua potable destinada al consumo humano deben preferentemente ser cubiertos para evitar que el mosquito pueda colocar los huevos en las paredes del contenedor y cuidar otros aspectos sanitarios de relevancia, los larvicidas formulados en base a Bti pueden ser aplicados al agua de consumo sólo en el marco de campañas y acciones sanitarias llevadas adelante por personal sanitario cuando lo consideren necesario.