Está lista la primera vacuna de fabricación argentina: “ARVAC Cecilia Grierson”
El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, la Ministra de Salud, Carla Vizzotti y la líder del proyecto ARVAC e investigadora de la UNSAM y del CONICET, Juliana Cassataro, encabezaron el anuncio. La vacuna es un desarrollo de investigadoras e investigadores de la UNSAM y del CONICET en conjunto con la Fundación Pablo Cassará y el Laboratorio Cassará. Contó con un financiamiento de 1.700 millones de pesos del Ministerio de Ciencia a través de la Agencia I+D+i, y fue posible a partir de un consorcio público-privado que contó con más de 600 científicos y profesionales, 25 instituciones y 2.094 voluntarios.
En el Polo Científico Tecnológico, el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la Ministra de Salud, Carla Vizzotti; la líder del proyecto ARVAC e investigadora de la UNSAM y del CONICET, Juliana Cassataro; la Presidenta del CONICET, Ana Franchi; el Presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano; el Rector de la UNSAM, Carlos Greco; el Administrador Nacional de ANMAT, Manuel Limeres, y el titular del Laboratorio Cassará, Jorge Cassará, encabezaron el anuncio de aprobación del uso de la primera vacuna desarrollada íntegramente en Argentina como refuerzo contra la COVID-19 “ARVAC Cecilia Grierson. Asistieron, además, autoridades de organismos públicos, representantes provinciales de ciencia y tecnología y equipos de investigación. La plataforma desarrollada en esta vacuna permitirá que se realicen nuevas vacunas argentinas para otras patologías.
En sus palabras, Filmus felicitó a todos los equipos de trabajo involucrados de todas las instituciones participantes y destacó que “se trata de un día histórico, de un hito para la ciencia y la tecnología argentina luego de tres años muy duros, de mucha inversión pública y de mucha articulación pública y privada. Es la primera vez que Argentina tiene un desarrollo íntegramente propio en vacunas que no solo va a abastecer al mercado local si no que se va a exportar, y que deja una plataforma que va a posibilitar transferir la tecnología para el desarrollo de otras vacunas. Argentina importa vacunas por 500 millones de dólares al año y este desarrollo va a significar un gran paso para sustituir importaciones”.
El Ministro de Ciencia señaló que “en momentos en los que se discute sobre la importancia de la ciencia en la Argentina y sobre el papel del Estado, este desarrollo demuestra que la inversión sostenida a través de los años en investigación, ciencia y tecnología da lugar a resultados como este. Es la decisión de un Estado y de un gobierno de invertir en ciencia y tecnología y de tener soberanía sanitaria. Queremos decirles a las y los investigadores que reconocemos su esfuerzo y su trabajo y que estamos muy orgullosos de todas y todos”.
Por su parte, la ministra Vizzotti expresó que “se trata de un día histórico. La vacuna representa la posibilidad de tener una herramienta segura, eficaz y de calidad” y remarcó el trabajo de “nuestros investigadores e investigadoras, la importancia del CONICET y el sostén de la Universidad Pública, el compromiso de las provincias, la pasión con la que se hizo el reclutamiento de voluntarios y voluntarias que confían en nuestra investigación y en las vacunas, el Estado presente y la decisión política de un Gobierno para articular con todos los ministerios”.
En ese sentido, Vizzotti felicitó a la ANMAT por “todo el camino que hizo con esta vacuna” que es “un reaseguro enorme para nuestro país y también una puerta de entrada a la región para poder exportarla”. Y concluyó: “Este es el país que nos da orgullo, el país por el que trabajamos y por el que vamos a seguir trabajando siempre”.
A su turno, Juliana Cassataro remarcó que la ARVAC Cecilia Grierson “tuvo desde el inicio del proyecto un fuerte apoyo y financiamiento del Ministerio de Ciencia y de la Agencia I+D+i. Rápidamente se acopló el Laboratorio Cassará. Además de la satisfacción de haber completado todas las fases de una vacuna 100% argentina, nos queda el orgullo de contar con una capacidad instalada y las redes para encarar nuevos proyectos”.
La vacuna ARVAC Cecilia Grierson nació en un laboratorio de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), liderado por la investigadora Juliana Cassataro, junto al CONICET primero y luego con la incorporación de la Fundación Pablo Cassará y el Laboratorio Cassará. La vacuna fue el primer proyecto seleccionado del llamado realizado por la Agencia I+D+i en el marco de la Unidad Coronavirus que integra junto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el CONICET. En ese primer llamado, la Agencia I+D+i aprobó un apoyo de 60 millones de pesos para concluir la etapa preclínica de la realización de los ensayos de seguridad y capacidad inmune correspondientes. Mientras que para la fase 2/3 la Agencia I+D+i otorgó un financiamiento de 1.100 millones de pesos para realizar los estudios clínicos necesarios para la aprobación final de la vacuna. El total de la inversión pública fue de 1.700 millones de pesos.
Este desarrollo fue posible a partir de un consorcio público-privado que contó con más de 600 científicos y profesionales, 25 instituciones y 2.094 personas voluntarias.
La seguridad de la primera vacuna argentina contra COVID-19
Durante la fase 1 se probó la vacuna en 80 personas. La fase 2/3 tiene dos etapas. En la primera se administró la vacuna a 232 personas en dos centros de la Ciudad de Buenos Aires (CABA): CEMIC y Clinical Pharma. Esa etapa comenzó en enero de 2023. En la etapa 2 de esta fase se aplicó la fórmula de ARVAC a 1.782 voluntarios en 10 centros distribuidos en cuatro provincias argentinas y en la Ciudad de Buenos Aires. En total fueron 2.094 voluntarias y voluntarios de distintas localidades del país.
Luego del éxito de los ensayos clínicos la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso de la primera vacuna desarrollada íntegramente en Argentina como refuerzo contra la COVID-19: la vacuna argentina ARVAC Cecilia Grierson.
Sobre la vacuna ARVAC-Cecilia Grierson
Se basa en proteínas recombinantes, una tecnología segura que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B desde hace más de 20 años o más recientemente, el VPH. Se trata de una tecnología que ha demostrado ser muy segura y robusta, y que permite desarrollar vacunas que se almacenan entre 2 y 8°C (temperatura de heladera). Estas características podrían permitir que las dosis de la ARVAC Cecilia Grierson, a diferencia de las primeras vacunas contra el COVID-19, sean más económicas, fáciles de producir y de distribuir.