Si bien la actual transición energética está enmarcada en alcanzar el cero neto de emisiones al año 2050, en Argentina han sucedido diferentes transiciones a lo largo de la historia por disponibilidad de recurso y por el desarrollo de tecnologías. Pueden apreciarse las siguientes transiciones:

• La primera desde inicios de los ´60 con la mayor participación sostenida de electricidad y gas natural (GN) en reemplazo del carbón y kerosene; tanto para usos térmicos e industriales como para generación eléctrica. Si bien estas incorporaciones no redujeron el consumo de los demás derivados de petróleo, sí fueron absorbiendo los aumentos de demanda energética.
• La incorporación de energía hidráulica y nuclear desde mediados de los ´70, como parte de los esfuerzos del país por diversificar su matriz eléctrica.
• El descubrimiento de Loma La Lata, a fines de los ‘70, generó una transformación de la matriz energética nacional donde se incrementó la participación del gas natural en los usos finales de la energía. La disponibilidad de reservas impulsó, en la década de los ´90, la instalación de la nueva tecnología de ciclos combinados para generación eléctrica y su utilización para el transporte automotor como Gas Natural Comprimido (GNC).
• En los últimos diez años, hubo un crecimiento lento pero sostenido de energías renovables, especialmente en biocombustibles (para transporte), y energías eólica y solar (para generación eléctrica o descontar demandas productivas locales), como respuesta a las leyes de promoción de estas energías y a los planes de licitaciones nacionales para su fomento.