Espárragos: pautas para su producción en el sur de Buenos Aires
Conocido como un cultivo rústico, pero con una demanda creciente en el mercado interno, los espárragos avanzan en el Valle Bonaerense del Rio Colorado. Un equipo de extensionistas del INTA estudia las mejores prácticas de manejo para favorecer el desarrollo de turiones de mejor calidad, más tiernos y menos fibrosos. Además, evalúan la adaptación de alcauciles y kale a las condiciones agroecológicas de la zona.
En el Valle Bonaerense del Rio Colorado –Buenos Aires– se encuentran espárragos en forma silvestre, dado que en décadas pasadas fue zona de producción. La gente local acostumbra recolectarlos en las orillas de los canales de riego y alambrados de los campos. Por esto, en la parcela experimental del INTA Hilario Ascasubi, un equipo de especialistas evalúa -desde hace 4 años- el cultivo de espárragos con riego por goteo, como estrategia de manejo alternativa para favorecer el desarrollo de turiones de mejor calidad, más tiernos y menos fibrosos.
“Se trata de un cultivo de gran interés, debido a su calidad nutricional, la simpleza de su manejo y su comportamiento rústico y de escasas adversidades”, señaló Andrea Mairosser – extensionista del INTA Ascasubi– quien añadió que, debido a estos aspectos y a la demanda creciente en los mercados, se incorporaron a la parcela del INTA por constituir alternativas de diversificación productiva muy promisorias e interesantes para la zona.
La primera experiencia en el cultivo de espárragos en la parcela experimental fue a partir de semillas, aportadas por la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, sembradas en bandejas y posterior trasplante de arañas en el año 2018. Luego se trasplantaron arañas en el año 2019 y un tercer trasplante en el 2020. Actualmente, todas las parcelas se encuentran en producción. El marco de plantación que se utilizó es de 30 centímetros entre plantas y 1,40 metros entre surcos y las arañas se colocaron a 25 centímetros de profundidad.
Asimismo, se evalúa la producción de 1 material de alcaucil (tipo Romanesco) y 3 materiales de kale (verde, morado y negro de Toscana). “Los primeros hijuelos de alcauciles fueron cedidos por la Agencia de Extensión Rural Arroyo Seco del INTA Oliveros, Santa Fe, las semillas de kale verde y morado fueron cedidas por la empresa Bejo y el negro de Toscana por INTA AMBA”, indicó Mairosser.
En cuanto a los ensayos exploratorios de espárragos, la especialista del INTA detalló que “el periodo productivo se dio a partir del segundo año y fue de aproximadamente 2 meses en primavera”, y agregó: “La parcela del último trasplante tuvo la cosecha de menor duración, coincidente a lo indicado según su tiempo de desarrollo. En términos generales, los rendimientos comerciales son muy buenos, de 300 a 400 gramos por planta, de óptima calidad y su cultivo no presenta inconvenientes”.
El espárrago es un cultivo perenne, en condiciones adecuadas la vida económicamente activa puede llegar a diez años, con el máximo de producción a los cuatro o cinco. Es una planta herbácea, formada por tallos aéreos ramificados y una parte subterránea, la raíz conocida también como “corona o araña”. En nuestro país ocho provincias componen el calendario de oferta nacional, destacándose en San Juan, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Catamarca, Mendoza, y San Luis.
De acuerdo con un trabajo de investigación liderado por Ana Castagnino –docente de la Universidad Nacional del Centro– junto con el INTA y el Mercado Central de Buenos Aires, durante los primeros dos años de crecimiento, la planta adquiere el desarrollo vegetativo necesario para permitir la cosecha de turiones.
Los tallos, denominados “turiones”, se desarrollan anualmente en la primavera y son la parte comestible del cultivo. Están constituidos sobre todo por agua, son ricos en fibra, proteínas, vitaminas y minerales.
Recomendaciones para el cultivo de espárragos
En la parcela del Valle Bonaerense del Rio Colorado el manejo general consiste en dos a tres riegos semanales por goteo, para favorecer el desarrollo de turiones de mejor calidad, más tiernos y menos fibrosos que los que no reciben riego.
Las cosechas se realizan tres veces por semana y se evalúa en el laboratorio el número, peso y calibre de turiones cosechados, según el protocolo de Espárragos frescos de la SAGPyA 2007 (documento que presenta las características que debe tener el producto para ser considerado diferenciado, de manera de preservar su calidad desde la cosecha hasta alcanzar las mejores condiciones sanitarias y organolépticas de los espárragos frescos).
“Las plantas se dejan reposar durante el invierno y en primavera comienza la cosecha de turiones. A fines de primavera, cesa la cosecha y se deja vegetar los nuevos turiones para que la planta acumule reservas. Estos turiones desarrollan un follaje que se mantiene verde durante todo el verano, florece y fructifica y a fin de otoño se torna amarillo. En ese momento, con el follaje seco, se cosechan los frutos para obtener semillas. Finalmente, se corta toda la parte aérea y se realizan las primeras labores preparatorias para la próxima temporada de cosecha”, explicó Maria Verónica Caracotche –referente de la Agencia de Extensión Rural Mayor Buratovich del INTA–.
Cuando el cultivo inicia, es importante mantener un buen nivel de humedad del suelo para evitar el estrés, ya que es un cultivo sensible tanto al déficit como al exceso hídrico en sus primeros años de crecimiento.
Se debe conseguir un óptimo control de malezas, especialmente durante el período vegetativo y un adecuado balance nutricional entre lo que dispone el suelo y lo que necesita el cultivo. Caracotche señaló que “es importante también la regulación del período de cosecha y el mantenimiento de un estado sanitario óptimo, aunque es un cultivo rústico que no presenta mayores adversidades”.
La cosecha se efectúa en forma manual cada dos o tres días, luego diariamente con temperatura y humedad elevadas. Se cortan los turiones superiores a 23-24 cm de longitud. Se los coloca en cajones plásticos y se trasladan de inmediato a galpón, para evitar su deshidratación. Una vez allí debe iniciarse rápidamente el procesado o se los debe ingresar en cámaras de pre-almacenamiento.
En una plantación bien manejada, el rendimiento comercial puede llegar a ser de hasta 50 a 70 % de primera calidad y el porcentaje restante, de segunda y de descarte. El primer año productivo se debe cosechar no más de 15 días, al segundo año, un mes y desde el tercero en adelante 60 a 70 días.