Un equipo motivado y comprometido
Así definió Josefina Pérès, Jefa de Proyecto SAOCOM, a las y los profesionales que participan de la campaña de lanzamiento del satélite de observación SAOCOM 1B, distribuidos en Estados Unidos y en Córdoba, Bariloche y Buenos Aires.
Luego de que la pandemia de coronavirus obligara a posponer el lanzamiento del satélite argentino de observación de la Tierra SAOCOM 1B, los profesionales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) comenzaron a trabajar rápidamente en el rediseño de la campaña, que además de las complejidades técnicas que ya de por sí tenía la Misión, incorporó una serie de protocolos propios de la cuarentena.
“Toda la vida nos preparamos para la campaña, pero en los últimos tres meses tuvimos que prepararnos para algo distinto”, dijo Josefina Pérès, Jefa de Proyecto SAOCOM, quien actualmente está brindando apoyo a la campaña desde Bariloche, provincia de Río Negro, junto a los ingenieros de INVAP. “Estamos muy motivados. El contexto de la cuarentena le aporta condimentos adicionales al lanzamiento. El equipo está trabajando con un alto nivel de compromiso y profesionalismo para terminar con el lanzamiento que quedó pendiente”, comentó a pocos días de haberse anunciado una nueva fecha para la puesta en órbita del SAOCOM 1B.
Josefina Pérès en la revisión del satélite SAOCOM 1B el 27 de enero de 2020. Foto MINCyT.
Pérès aún recuerda la emoción con la que vivió durante el lanzamiento del SAOCOM 1A, en 2018, siendo Jefa Adjunta del Proyecto y responsable del instrumento SAR (radar de apertura sintética). “Cuando me tocó vivir ese momento no podía irme a dormir. Sólo quería estar en el Centro de Control”. Ahora, cuando a finales de julio colabore para poner en el espacio a su hermano gemelo, el SAOCOM 1B, Josefina y su equipo estarán completando la Misión SAOCOM, integrada por dos satélites argentinos y otros cuatro de la Agencia Espacial Italiana (ASI), denominados COSMO-SkyMed, que en conjunto forman la constelación SIASGE (Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias).
Una campaña particular
“Debido a las particularidades de esta campaña tuvimos que armar un grupo estratégico que pudiera viajar a Estados Unidos, para asistir al lanzamiento en Cabo Cañaveral, minimizando los riesgos de contagio y optimizando el desarrollo de las actividades, que son muy específicas. Cada profesional fue elegido por su trayectoria técnica, por su experiencia y por su situación personal, que también incluye a sus familias. Estas decisiones no sólo involucraron al equipo que viajó; también seleccionamos a un grupo sólido de ingenieros e ingenieras para dar soporte desde la Argentina, con responsabilidades muy importantes”, explicó. En total, la campaña cuenta con la participación de más de 50 profesionales de CONAE, INVAP, VENG y el Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), distribuidos en Estados Unidos y en tres ciudades de la Argentina, Córdoba, Bariloche y Buenos Aires.
Centro de Control de Misión en el centro espacial de la CONAE en Córdoba.
La campaña completa de lanzamiento demanda, en total, unos 40 días. Pero a medida que se acerque la fecha del lanzamiento, las pruebas se irán haciendo más complejas. Incluso durante las primeras horas posteriores a la puesta en órbita, también se realizarán tareas clave para el correcto funcionamiento del satélite.
“Las actividades técnicas de ahora no tienen grandes modificaciones respecto de las que se iban a hacer en marzo en Cabo Cañaveral, luego de que el satélite fuera trasladado en avión desde la Argentina a Estados Unidos. Lo único que cambió es que, como estuvo guardado durante tres meses, en condiciones seguras, debimos hacer de nuevo una serie de ensayos durante dos días para confirmar que todo estuviera ok”.
Sala de Soporte de la CONAE en Buenos Aires.
Las principales diferencias en la nueva campaña se relacionan con la necesidad de cumplir con un estricto protocolo por el COVID-19. “Los profesionales que hacemos soporte de ingeniería, y que participamos del desarrollo del satélite, vamos a estar acompañando el lanzamiento de manera remota desde Córdoba, Bariloche y Buenos Aires. Buscamos evitar el contacto estrecho, de manera tal de disminuir la probabilidad de contagio”, afirmó Pérès, y agregó que todas las tareas tienen un titular y un suplente.
Previo a la puesta en órbita, se realizan dos ensayos de lanzamiento. El primero se completó con éxito la semana pasada, simulado por una computadora, con el fin de ejercitar la configuración remota y las comunicaciones en todos los pasos del procedimiento de cuenta regresiva en tiempo real, tal como si fuera el día de lanzamiento.
Sala de soporte de INVAP en Córdoba (izquierda) y en Bariloche (derecha).
Los últimos 10 días son muy importantes porque comprenden la integración del satélite con el lanzador y las pruebas conjuntas, que implican a los ingenieros que están en Cabo Cañaveral junto a los que están en Córdoba, quienes van a empezar a tomar el control del satélite una vez que, en el espacio, se separe del lanzador. Cinco días antes del lanzamiento, los ingenieros argentinos y los de SpaceX realizarán un segundo ensayo de procedimiento, que esta vez va a incluir al lanzador y al satélite.
Aporte a las actividades críticas
Una vez que se lance y se separe del lanzador, el Centro de Control de Misión de Córdoba, ubicado en el Centro Espacial Teófilo Tabanera de la CONAE, va a tomar el control del satélite. Entonces se van a comenzar a desarrollar una serie de actividades críticas, que abarcarán cerca de 36 horas, como el despliegue de la antena.
Pérès estará en Bariloche en representación de la CONAE junto a los técnicos de INVAP que participaron en el desarrollo del satélite. En Buenos Aires están los equipos de CONAE, VENG y GEMA de la UNLP, que realizaron el diseño térmico de la antena. “Nuestro trabajo consiste en acortar las distancias con Córdoba y Estados Unidos, brindar soporte a las operaciones, observar y dar continuidad a las primeras actividades o, si fuera necesario, activar un plan de contingencia”, detalló.
“Apenas el satélite detecta que se separó del lanzador, despliega automáticamente el panel solar. Entonces lo primero que se hace desde Córdoba es controlar si los paneles están desplegados. En caso de que la operación no se hubiera desarrollado de manera correcta, se envía un comando para que se despliegue. Los satélites se diseñan para que no tengan un punto singular de falla. Siempre tenemos un plan B por si algo falla”, explicó, y agregó que después comienza la preparación para el despliegue de la antena, que también se realiza por comandos desde Córdoba.
Durante los primeros días, el satélite podrá verse con el soporte de estaciones espaciales externas ubicadas en Noruega, Kenia, Antártida, Islas Kerguelen, Lima, Estados Unidos y Argentina.